Aone Takanobu

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-Nos vemos- saludo Futakuchi al resto del equipo. 

La práctica había terminado y todos se estaban preparado para ir a casa.

- Hasta luego- también se despidió Obara.

Aone solo se limito a asentir con la cabeza mientras se iba con los dos chicos de segundo.

Futakuchi y Obara hablaban durante el camino sobre algunas técnicas, tarea y trivialidades, mientras, de nuevo, Aone solo se limitaba a escuchar y asentir.

Llegaron a la estación del metro y se quedaron esperando tranquilamente a que llegara el tren que tenían que tomar. Los tres iban para el mismo lado, solo que los mas habladores se bajaban unas estaciones antes.

El tren llego, se abrieron las puertas y se fueron a sentar en unos asientos para cuatro personas, Obara en la punta, Futakuchi en el medio y Aone al lado del castaño, dejando un asiento a su lado.

Había bastante gente ya que a esa hora normalmente volvían todos a casa.

La situación siguió igual que antes, el castaño y el pelado hablaban mientras Aone escuchaba y asentía.

En un momento el tren se detuvo en una estación y entraron varias personas que fueron tomando los lugares vacíos y por ultimo llego una chica, busco asientos pero el único que estaba libre era el que estaba al lado de Aone.

La chica vio el asiento, después a Aone, y repitió esa acción dos veces mas, al final le dio un escalofrió del susto y se alejo.

Era algo que pasaba bastante seguido, ya que la apariencia y la altura del albino eran bastante intimidantes, y las personas se dejaban llevar por eso, les daba un poco de miedo.

Ahh... si supieran que ese chico era una de las personas mas adorables que podrían existir.

Los chicos que vieron toda la escena se empezaron a burlar brevemente de Aone.

A él... simplemente le dio igual, aunque muy en el fondo si le dolió un poquito, no le gustaba intimidar a la gente, bueno... solo en los partidos, pero fuera de ellos era diferente.

Minutos después Futakuchi y Obara se bajaron en la misma estación, dejando al albino solo.

El vagón iba en silencio, ya se habían bajado la mayoría de las personas, solo quedaba unas dos chicas que conversaban y algún que otro adulto dormido.

El tren volvió a parar y una de las chicas se fue, mientras dos chicos jóvenes entraban.

Los dos se miraron y se sentaron al rededor de la chica, le empezaron a hablar, o mas bien a coquetear, lo que puso un poco incomoda a la joven chica.

Siguió pasando el tiempo y Aone se dio cuenta que la chica lo miraba fijamente, rápidamente se dio cuenta de lo que sucedía, uno de los chicos le estaba tocando el pelo y él otro el hombro.

Aone se levanto y se acerco a sus asientos.

- T/A-san, no te había visto- hablo como pudo, no estaba muy acostumbrado a hablar, y mas con desconocidos.

Él albino se había fijado que el nombre de la chica estaba escrito en su maleta.

- Ah, hace tiempo que no te veía, vamos, tengo que contarte algunas cosas- se apresuro la chica a levantar y así poder escapar de esa situación.

Le tomo la mano al chico y se fueron a sentar juntos. Lo que lo hizo sonrojar levemente, recién se daba cuenta de la enorme belleza que poseía la mas chica.

Los chicos iban a reclamar, pero cuando vieron a Aone simplemente se acobardaron. 

- Muchísimas gracias- fue lo primero que dijo la chica apenas se sentaron.

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