—¡Maestro Tang! —la voz de Pang Qi sonó con impaciencia en el patio de la casa, Tang Fan salió de su habitación al escuchar que lo llamaban.
—¿Qué sucedió? —preguntó mientras se acercaba al hombre que traía a Sui Zhou colgando de sus brazos.
—¿Qué haces aquí? —Sui Zhou no tenía expresión en su rostro, pero Tang Fan sabía que estaba sorprendido.
Tang Fan lo entendía, después de todo él no debería estar aquí en este momento.
—Ah, qué cosas preguntas —Tang Fan lo miró con las cejas fruncidas—. ¿Acaso se te olvidó que vivo aquí? Ven, te ayudaré a llevarlo. —Lo último lo dijo mirando a Pang Qi.
Tang Fan ayudó a Pang Qi a cargar a Sui Zhou hasta la habitación y lo sentó al borde de la cama; su mirada paseó desde Sui Zhou a su compañero. Aunque no dijo nada, la implicación era obvia. Quería saber que paso.
—Solo fue un descuido —explicó Sui Zhou con tranquilidad.
—¿Quiere que busque un médico? —ofreció Pang Qi.
Sui Zhou negó —Solo necesito descansar. Tengo medicina y son solo moretones. Tú también debes regresar, estaré bien.
Pang Qi asintió, luego le dedicó una leve mirada a Tang Fan —Iré solo hasta la salida, cuide de él.
Tang Fan asintió. Cuando estuvieron solos se volteó y miro el estado lamentable en que estaba Sui Zhou. Se cruzó de brazos y preguntó —¿Qué sucedió?
—Sólo me distraje —explicó cortantemente. Tang Fan hizo un puchero, pero no dijo nada más. Conocía a Sui Zhou y sabía que no le sacaría alguna otra explicación.
Sui Zhou vivía bajo la filosofía "Menos es más" cuando hablaba.
—¿Cuándo llegaste? —preguntó Sui Zhou cambiando el tema.
—En la tarde, terminé antes y me apresuré en volver. Ha pasado mucho desde que me fui. Iré a buscar agua para limpiar tus heridas.
Cuando Tang Fan regresó, colocó la bandeja con agua en el velador cerca de la cama y metió un trozo de seda para remojarlo, lo exprimió y se acercó a Sui Zhou para ayudarlo con sus heridas.
—Lo haré yo solo.
Tang Fan frunció el ceño —Estás malherido y todavía puedes ser tan necio. ¡Ah! ¿Cómo puede ser que temas de mis habilidades? No es la primera vez que curo de tus heridas.
Sui Zhou sonrió levemente. —¿Cómo puedes no entenderlo?
La verdad era que Tang Fan hacía las cosas con las mejores intenciones, pero no siempre salían bien. Una vez incluso le tiró el plato con sopa mientras lo cuidaba cuando había enfermado. Tang Fan pareció haber recordado ese específico incidente y movió su mano enérgicamente.
—¿Dónde quedó la confianza? ¡Ah! Lo voy a hacer y si llegas a decir algo, te juro que iré a visitar a mi hermana por un par de meses.
Tang Fan se acercó y limpió el rostro de Sui Zhou. Tenía una herida en la frente al costado derecho y estaba lleno de raspones, había otra herida cerca de su cuello, como si un cuchillo hubiese estado muy cerca de rebanar la carne. La mano de Tang Fan tembló levemente y Sui Zhou lo tomó de la muñeca con suavidad, apartando su mano.
—Ya es suficiente, el resto lo haré yo. Debes estar cansado por el viaje. Ve a dormir.
—Sácate la camisa —ordenó seriamente.
—Tang Fan, no necesitas hacer esto. Estoy bien.
—¡Guangchuan!
Tang Fan se cruzó de brazos y Sui Zhou no tuvo más remedio que obedecer. Tang Fan no era tonto, sabía que para causar un daño así en Sui Zhou se necesita tener habilidad. Aunque él dijera que estaba bien, esa herida en su cuello era un rastro de lo difícil que había sido la situación.