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• Itachi •
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Terminé la tarea a medianoche, pero aún así desperté con la alarma de mi celular un par de horas antes. Como el día anterior desaparecí de la sala sin despedirme de nadie mas que de Kakashi-san y Shino-san, determiné el preparar el desayuno para todos como disculpa antes de ir al instituto.
Bajé con mi pijama de invierno: un pantalón de algodón grueso y una camiseta ancha con un pandita estampado; debido a que la noche anterior golpeó el frío de otoño con fuerza y, ¡qué bueno!, porque adoro las estaciones frías; especialmente invierno.
- ¿Hinata-san? -Dijo una voz suave al cruzar la puerta de la cocina minutos después de que yo ingresé. Por la sorpresa, dejé caer al piso dos huevos.
- ¡Di... Discúlpame, Itachi-san! -Exclamé apenada recogiendo el desastre con premura.
-No, descuida. El error fue mío por sorprenderte. -Contestó él tomando un par de toallas de cocina para ayudarme a limpiar, yo apreté los labios y sonreí incómoda en su dirección. Abrí los labios cuando él se fijó en mí al ponerse de pie, pero permanecí en silencio aceptando el gesto de su mano para ayudarme a levantar. -No es necesario que prepares el desayuno como disculpa por no haberte despedido anoche. -Parpadeé perpleja al escuchar mis propios pensamientos saliendo de su boca. Él se deshizo de los papeles sucios y tomó un delantal a cuadros del gabinete que estaba cerca al refrigerador. -Ve a descansar, yo me encargo.
-Pero...
-Está bien, Hinata-san. Esta tarea la realizo con frecuencia así que no hay inconvenientes. -Tomó un cuchillo, algunos vegetales de los que yo había lavado con agua fresca y empezó a cortar. Permanecí en la puerta varios minutos que me parecieron horas antes de que él volviera a hablar. - ¿Necesitas algo?
- ¡No, yo...! Es decir... -Bajé la mirada y comencé a mover mis dedos delante del pecho. -Sólo quería ayudar. Ustedes han sido muy atentos conmigo y, bueno, yo ayer causé una ajetreo innecesario así que... ¿Eh? -Antes de darme cuenta, él se había acercado a mí con un delantal similar.
-Si así gustas no soy quien para impedirlo. -Me dijo. Sonreí y acepté el delantal con la sencilla tarea de prender la estufa para calentar el agua de la cafetera, poner la mesa y distribuir las piezas de pan. Toda la labor -incluso servir el omelette, café, leche y cereales- tardó menos de media hora, así que entré a la cocina para ayudarle a Itachi-san a limpiar, pero él ya había finalizado.
-Vaya... -Murmuré sorprendida.
-Gracias por la ayuda.
-Fue un placer.
Dejamos los delantales en el gabinete y fuimos los primeros en sentarnos a comer -uno frente al otro- ya que, como había dicho Shi-san la noche anterior: "No todos estamos a todas horas". El silencio era apacible y hubo un momento en el que divisé el rostro de Itachi-san tomando un bocado del omelette. Sus ojos me recordaron tanto a Sasuke-kun como a Mikoto-san y en ese momento supe que de todos mis hermanos, ellos eran los único de sangre. Pasaron muchas preguntas por mi cabeza después de esa conclusión, pero las palabras de Itachi-san me tomaron desprevenida.
-En efecto, Sasuke y yo somos hijos del primer matrimonio de mi madre; si es lo que te preguntas. -Levantó la mirada con un tinte melancólico, pero aplacado por indiferencia. -Nuestro padre falleció cuando yo tenía nueve años; estaba ejerciendo su deber como policía.
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¡Que gane el mejor!
Fiksi PenggemarYa sea por formar parte de un grupo tan numeroso, o por la felicidad que la embargaba en ese momento, o ambas, Hinata no se dio cuenta que su actitud y gestos ante las risas de todos atrajo la atención del llamativo grupo de hermanos. Hermanos que...