Apenas había podido pegar ojo anoche. El recuerdo de su rostro no salía de mi cabeza. La mirada en sus ojos, era tan bacía, pero a la vez, tan llena. No sé cómo explicarlo, era como si fuera un animal, al cuál habían engañado tantas veces. Pero aún dentro de él, tenía la esperanza de que algún humano - sea cuál sea -. Le acariciara, y lo recogiera en sus brazos. Prometiendo le cuidados, mimos y mucho amor.
Todo en ella gritaba por ayuda, se percibía en su rostro pálido y deteriorado por el cansancio y estrés. Me pregunto cuanto más podrá resistir. Su cuerda de vida y cordura pendían de un hilo, el cual sostenía, y volvía a atar en cada rotura. Como negándose a querer aceptar la maldad que el mundo derrocha a su paso.
Miré el tphone que había creado. la hora en él, demostraba apenas la salida del sol. Cansado, y sabiendo que no lograría descansar por más que lo intentara. Me incorporé, quedando sentado en la orilla. Quité mis lentes, y masajie un poco mis ojos. Volví a ponérmelo, y salí de mi cuarto.
Al pasar por el comedor no encontré a nadie. Tal vez era el primero en despertar; serví una taza de café, y me senté en la mesa para comenzar a beberlo.
- ¿Mala noche? - escuché detrás de mí.
Miré en su dirección, encontrando al maestro Splinter entrando por la puerta.
- Se podría decir.
- ¿Tiene que ver con la chica que nos habló April? - Asentí.
- Hubieras visto su estado. Parecía muerta en vida.
- Donatello. Hasta el mar más calmo puede llegar a arrazar con todo a su paso.
- ¿Qué debo hacer? Quiero correr hacía ella... Salvarla.
- La persona puede ser salvada, si así ella lo desea, Donatello. Una vez te abarques en su vida , estarás no solo conociendo sus virtudes. Sino también sus miedos e inquietudes.
Me quedé pensando en lo que había dicho. Con las veces que habíamos hablado en el anonimato de la pantalla, pude saber que ella no quiere llamar mucho la atención. Ni tampoco quiere que se preocupen por ella. Si me preguntan, pienso que es tonto. Todos necesitamos ayuda en algún punto de nuestras vidas, y ella...
Entiendo que no quiera ser la carga de nadie, pero la verdad es que nunca lo fue. Casey la quería, Sr. Murakami también tiene apreció hacía ella. Y yo, no puedo apartarme.
Desde que encontré ese sitio al buscar alguna red social interesante. No pude dejar de sentir intriga por ella; la manera en la que escribía, las emociones que transmitía en cada palabra. Nunca pensé encontrar un humano con ese ideal.
Con el ideal de no violencia.
Ella es todo lo contrario a lo que el maestro Splinter nos decía de los humanos y. Poco a poco, me enamoré de ella.
Lo sé,"¿cómo te enamoras si nunca la has visto, ni has hablado con ella?" no tengo la respuesta, lo único que sabía, es que me había enamorado.
Tiempo después, comencé a dejar comentarios en sus escritos, no podía seguir estando sin decirle lo bien que me hacia leerlos. Lloré, reí y hasta reflexioné en cada uno de ellos. Me sorprendió cuando los contestaba. Luego, decidí dar otro paso, y hablamos por mensajes privados. No estoy seguro si fue mi error, o la mejor maldita idea del mundo.
Pasamos de ser amigos a confidentes. Siempre estaba allí con ella cuando me necesitaba, y ella igual conmigo. No pude. Tenía que verla, tenía que saber quién era.
A escondidas de mis hermanos, había rastreado su cuenta y ubicación por la computadora. Vivía en un departamento no muy lejos del barrio chino. Y lo hice, salí procurando no ser visto.
Cuando al fin había llegado al edificio frente a su ventana. La busqué, encontrándola bailando muy alegré una canción pop que estaba de moda. Tuve muchas emociones encontradas ese día; La primera, ternura. Era pequeña, y sus mejillas regordetas la hacían ver muy adorable. Parecía una niña en cuerpo de adulta. Pero bien sabía que no era así. Tendría rostro de inocencia, pero nada en ella demostraba serlo.
La segunda, y aunque algo vergonzosa. Fue deseo. Pero no solo carnal, la quería en mis brazos. Tenía un deseo desenfrenado de cruzar al balcón frente a mí, y abrazarla lo más cerca posible.
Y esa, es la razón por la que una parte de mí dice que fue mala idea.
Al volver a la guarida, fue peor. Ya no era suficiente solo hablarle, y más de una vez mentí para observarla. Me bastaba con solo verla por la ventana.
Pude saber mucho de ella gracias a eso; cómo que ama la ropa grande, la pera la pone tan feliz que da unos saltitos. Igual a una niña; sufre de insomnio. Y hasta que no salen los primeros rayos, no duerme. También descubrí, que algunas noches vuelve con bolsas algo viejas, donde adentro lleva libros que encuentra, y pasa horas poniendo los en estados adecuados. Y así cómo esas, hay muchas más.
Mis favoritas es cuando vuelve a su casa tarde, y su tortuga se enoja . Es lindo, no deja de disculparse y acariciar su caparazón.
Por desgracia, en uno de esos días, el maestro Splinter me descubrió y... Tuve que contarle, me apenaba. E incluso sentí que estaba haciendo algo malo. Pero me sorprendió cuando dijo que no diría nada, y que me ayudaría. Le agradecí enormemente por eso. Aunque claro, todo tiene un precio. Y el de mi padre fue que le hablara más de ella.
Dijo que Quería conocer la chica que me había robado el corazón.
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Amigos peculiares
FanfictionLo distinto a muchos pueden asustar, incomodar o incluso descolocar. A mi no, nunca me gustó la idea de discriminar a alguien sin conocerlo primero. Y cuando te conocí y supe cómo era el mundo contigo y tu familia. Lo odié, lo odié porque no saben l...