Mire a Alexander sin decir una sola palabra, no lograba sopesar lo que me acaba de decir, la fotografía que tenía en su habitación, era de ellos dos, pero nunca me había pasado por la cabeza que Alexander Mills hubiera estado casado, pensé que esa chica de la fotografía era una prima, una amiga muy querida o una novia escondida, no sabía que especular en ese momento solo estaba segura que no podía procesar esa información era de no creer, porque Alexander Mills no parecía el hombre que estuvo o que estaría casado, incluso hasta logre a pensar que era el tipo millonario mujeriego que perseguía a cualquier mujer y siempre estaba con la que quisiera, pero esto era algo de no creer, me sentía un poco tonta al pensar tan mal de mi jefe, debía dejar de juzgar así a las personas. Ahora empezaba a tener más preguntas, porque no estaba segura, quizás todo el mundo sabía de Gabriela y era la única persona en todo el edificio Mills que no conocía su existencia, debía hablar con Brenda cuando tuviera tiempo para que me dijera toda la información de Alexander y en un futuro no arruinar nada.
Nos quedamos unos minutos de pie frente a la lápida, no lograba aun asimilar lo que me acaba de decir Alexander, pasaron unos veinte minutos de total silencio cuando Alexander rompió esa sensación que únicamente se encontraba en un cementerio un domingo en la mañana.
— Tenemos que regresar. — Dijo tocándome el hombro, me quede mirando epitafio, lo repetía una y otra vez, como si esperar que el espíritu de Gabriela saliera y me diera una explicación, era información que no podía creer.
"Aquí descansa Gabriela Stuart hija, hermana y esposa"
Me di cuenta que Alexander se había marchado, alcanzaba a verlo ya llegando al estacionamiento, camine lo más rápido que pude, me daba vergüenza correr y que alguien me mirara mal y que pensara que había escogido el cementerio como pista para correr, al llegar al estacionamiento Alexander estaba sentado en el capo esperándome, al verlo de cerca note que la expresión de sus rostro era de tristeza, se veía afligido cómo si estuviera destrozado, ninguno de los dos dijo una sola palabra y solo abordamos el auto, pasaron varios minutos hasta que el silencio fue quebrado.
— Gracias. — Alexander soltó rompiendo el silencio que había entre nosotros.
— No fue nada. — No sabia que decirle, aunque algunas preguntas rondaron mi cabeza, lo mejor debería ser olvidarlas y seguir como si nada.
— ¿Cuántos años estuvieron casados? — «¿Lauren que sucede contigo?» Pensé, no podía arruinar más el momento.
— No mucho realmente, fue solamente un año. — Alexander ahora parecía incomodo, yo quería abrir la puerta y lanzarme, me sentía realmente avergonzado por lo que había preguntado, pasaron un par de minutos hasta que volvimos hablar.
Alexander
— Ella y yo nos conocimos en la universidad. — Me sorprendió decir eso, la verdad no pensé decirle nada más a Lauren sobre Gabriela, pero empezaba a confiar en ella algo me hacia sentir que podría abrirme, pero me daba algo de miedo; note por el rabito del ojo que Lauren me miraba como esperando que dijera algo más o guardara silencio.
— La conocí en una fiesta a la que asistí con mi mejor amigo a los pocos días de entrar en la facultad. — al recordad eso estruje un poco el volante del coche.
— Para mi era una chica maravillosa, al verla quede flechazo se que suena cursi pero así fue, era la mujer perfecta. — Baje un poco la velocidad. —Ella tenia un short, una blusa blanca y unas sandalias, llevaba su cabello suelto, siempre me gusto su cabello era ondulado y negro, todos siempre la miraban era una mujer hermosa, siempre estaba sonriendo, le gustaba ayudar a los demás, destacaba en lo que se proponía era una mujer increíble.
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Desastrosamente Enamorados
Novela JuvenilAlexander y Lauren destrozadas por el amor, incapaces de dejar sus pasados de lado se niegan lo que sienten el uno por el otro causando solo sufrimiento entre ellos, ninguno es capaz de decir lo que siente realmente, ocultarlo es la mejor solución...