Capítulo 5: Miedo

561 48 32
                                    

Araña Escarlata se tambaleaba por un oscuro pasillo, donde solo podía escuchar las carcajadas de Carnage

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Araña Escarlata se tambaleaba por un oscuro pasillo, donde solo podía escuchar las carcajadas de Carnage. Lleno de temor, el héroe intentó apurar el paso; más para su mala suerte se hundió en el piso. Lo que antes parecía un suelo solido, ahora se había convertido en un lago de sangre.

—No, ¡no!

Ben intentó disparar sus telarañas al techo, pero de sus lanzar-redes solo salía más sangre. La habitación entera se iluminó de un rojo oscuro, mientras gritos desgarradores parecían salir del interior del lago sangriento. Mientras su corazón se aceleraba, cientos de cadáveres empezaron a flotar en la sangre. Gwen, Matt, Karen, varios de sus villanos, pero hubo un cráneo que lo aterró hasta lo más profundo de su alma.

 Gwen, Matt, Karen, varios de sus villanos, pero hubo un cráneo que lo aterró hasta lo más profundo de su alma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ben notó una enorme sombra detrás suyo, y al voltearse vio la feroz figura de Carnage. El héroe, presa del terror, intentó inútilmente empezar a nadar. Sin embargo, manos con garras salieron de la sangre, y se clavaron en la blanda piel del hombre.

—¡Sueltenme! ¡Por favor, déjenme ir!

Las garras cubrieron su rostro, y lo hundieron en espesa sangre. Ben sintió como aquel líquido vital se metía por su nariz y boca, siendo incapaz de evitarlo. Sus pulmones se llenaron de sangre, haciéndole toser de forma descontrolada. Su cuerpo quedó inmóvil, con todos sus huesos presionados por la sangre. Ben no lo sabía, pero hasta sangre estaba llorando.

Ben despertó entre gritos, quedando sentando sobre la cama.

—¡Ben! —exclamó Matt Murdock, tomándolo de los hombros.

—¿Matt? ¿Estoy en tu casa?

—Así es —afirmó el abogado—. Llevas dormido dos días.

—¿Cómo me encontraste? —preguntó el arácnido.

—Cuando no volviste a la manaña, salí a buscarte. Tuviste suerte, te encontré antes de que un vagabundo...

—¡No quiero saber más!

—Bebe esto —dijo mientras volcaba agua caliente de un termo en una tasa—. Te ayudara a dormir.

—¿Ya estabas preparado para mi despertar? —preguntó Reilly.

Spider-Man: LegacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora