Capítulo 11

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Desastres en la cocina con la mascota

Su cabello rubio estaba muy desordenado, y sus ojos azules miraban a un azabache completamente serio. ¿Acaso a ninguno le importaba lo que estaba pasando?

Sus amigos estaban dispersos en grupos. Unos jugaban a hacer dibujos animados en el hielo. Otros contaban chistes, riendo a carcajadas, y otros veían mapas de todos los reinos en general.

Gritó hartado.

- ¿Que tienes Deidara? -Preguntó con fastidio un chico de cabellos naranjas. Yahiko, el líder de los guardias del castillo- Esto no es por el plan en marcha. ¿Verdad? -Le dijo sin apartar su vista del mapa con Konan, su novia

- Sí -Reprochó- Debemos de hacer algo.

- ¿Por la reina? -Se burló Hidan, un chico de cabellos plateados- ¿O por su novio?

- No es su novio. ¡Sólo es chico que cambiamos de personalidad!

Todos se volvieron a Itachi y Sasori.

- Pasó de tonto a problemático -Explicó directamente- Pero yo sigo creyendo que es un tonto.

Todos intercambiaron miradas, afirmandolo. Deidara afirmó, haciendo le señas de '¿Ven? No estoy loco'

- Aún sigo sin entender porque actúa así -Konan se volvió a Yahiko, quién se encogió de hombros

- Si sólo supiéramos donde está ese pedazo de la leyenda.

- ¿Y si es una profecía? -Todos se volvieron a Itachi serenos- Uno nunca sabe. Puede ser eso.

- Como sea -Sasori estaba tratando de arreglar una marioneta- Eso no importa, hasta que no la encontremos no descansaremos para nada. Ni dormir.

- ¿Para siempre? -Tobi tapó su rostro con ambas manos con irritación

Algunos ignoraron a su amigo el rubio, otros rodaron los ojos y loa demás intercambiaron miradas.

- ¿¡Que vamos a hacer!?, ¿¡Y si nunca lo encontramos!? -Se desesperó Tobi quedándose sin oxígeno- ¡Pasaremos toda nuestra vida sin ese pedazo de papel y tendremos que pasarlo a nuestro legado y ellos a los suyos y los suyos a los otros... ! -Kizame se acercó a él de su puesto, y le dio una bofetada. Tobi llevó una de sus manos a su mejilla roja con una sonrisa- Pero el tiempo lo cura todo -Unos pocos se rieron al verlo tan estúpido sobarse la mejilla

- Debemos de convencer al chico de reparar el espejo -Comentó Kakuzu serio

- ¡Ay, que convencerlo ni que mocho nada! -Deidara alzó su brazo bajandola con fastidio- A ese lo que hay que darle es una buena golpiza.

- O un calmante -Suspiró Yahiko

- ¿Creen que la reina Hinata este bien? -Susurró Konan

- Si, Konan. Perfectamente -Dijo Hidan con sarcasmo- Por algo a estado deambulando por las noches en todo el castillo sola y no deja que nadie se le acerca.

- Yo creo que está enamorada del chillón.

- Ay, no Konan. Ni lo menciones -Dijo con asco- Sería humillante. "La reina, enamorada de un campesino y huérfano"

- Ella también es huérfana.

- Pero es reina.

- Chicos. Shhh -Sasori chitó a todos discretamente. Señaló a la azabache, que sacó sus patines para patinar en el hielo- No es seguro hablar de esto aquí. Será mejor ir a limpiar nuestras armas.

Todos asintieron seriamente, dejando a la reina del Invierno disfrutar del hielo y el patinaje, lo cual la entretenía. Pero unos ojos azules la observaban a larga distancia.

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