Capítulo 19

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El castillo de Verano es un cristal en bruto.

— El consejo me ayudará a organizar de nuevo el festival del amanecer —Le explicó a la castaña con una sonrisa firmando una fila de papeles— ¿No es emocionante?

— Si, bueno, de eso hace dos semanas desde la última reunión del consejo real —Sonrió melancólica— Pero necesito preguntarte algo.

— Sari, puedes decirme lo que sea —Dijo ocupando su mirada por la lista.

— Gaara no te dirige la palabra —Matsuri dejó de escribir, para levantar un poco su mirada— Y Ebisu esta enojado.

Matsuri dio un largó y pesado suspiro.

— Le dije ayer a Ebisu que por favor no hablara de mi hermana pequeña tan incomprendida. Y que dejara de enojarse por lo sucedido de la boda —Dijo serena.

— ¿No te da pena por ese chico que secuestró? —Preguntó curiosa.

— No sé. Pero admito que me dio risa.

— ¿No me has dicho que escuchas como grita?

— Sí. Pero llevo semanas sin escucharlo quejarse —Confesó.

— ¿Le habrá hecho algo?

— Sari, haces muchas preguntas —Frunció el ceño— Quiero concentrarme para el festival del amanecer en el reino, y el duque de Sequía viene una semana después para firmar la alianza aquí en Otoño. Quiero que todo salga perfecto.

— Pues escribe como solucionar lo de Gaara. Porque Ebisu dice que no sabes como puede llegar a hacer.

— Yo estoy enamorada. No es un berrinche como Ebisu y Rin piensan. Y lo voy a conquistar.

— ¿Así? —Alzó una ceja— ¿Como?

— Pues, pediré ayuda —Ideó.

— ¿Y el festival?

— Tú me ayudarás a organizar todo —Pidió de rodillas— Por favor. Dijiste que te encargarás de pedir los vestidos, y acompañarme en todo momento.
— ¿Y si sólo te ayudo a buscar chicos en el pueblo más lindos? —Sonrió nerviosa.

— Sari.

— Bien. Pero sólo si eso te hace felíz —Matsuri la abrazó.

— Mucho.

Iba a hacer una larga semana.

(...)

Al voltearse, no era el amor de su vida.

Que decepción.

— Fudo —Sonrió apenada— Creí que eras...

El hombre río a carcajadas, sin evitar secar una lágrima fingida.

— Ay, Sakura —Sonrió divertido— Sólo estaba jugando contigo.

— Sí —Río algo nerviosa.

El de ojos miel aclaró su garganta.

— Supe lo de Tenten y Temari —Sakura encerró al caballo en su establo, con triple seguro— ¿Y que hay chicos nuevos?

— Ah —Se volvió a él— Sí.

— Y debemos de hablar algo del consejo —Le susurró discretamente— El Sr. Hayate. Me ha escrito hace unos días por la noche.

Ambos caminaron hasta la sala del consejo real. Kakashi entró con tres tazas de café y unos bocadillos de tartas de fresas (Las favoritas de Fudo) y los dejó en la mesa.

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