capitulo 4- El salvador

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En uno de mis momentos de aburrimiento me encontraba  de cabeza en la cama;el torso colgando mientras que mis piernas permanecían arriba de ella,puede escuchar pájaros  y desvíe la mirada al pequeño balcón que tenía la habitación

«genial ya es de mañana y no dormí nada»

Puse mis manos en el piso y pase mis piernas por encima para hacer una vuelta y terminar parada.

—buenos días - dijo la voz de la señora asustandome

—demonios liss, me asustastes-poniendo mis manos en el pecho

—disculpe, pero ese no es el lenguaje de una señorita

—nunca he sido una señorita que preste atención a eso y mucho menos a las etiquetas de la sociedad ya que de donde vengo no son necesarias

— traje su desayuno al cuarto, está en la mesa

—mmm gracias, pero me temo que no comeré

—¿porque?- viéndome extrañada caminar por toda la habitación

— me temo que ya me ire- afirme recogiendo lo que envío la tía Irene

— ¿A dónde exactamente señorita?

«gran pregunta, ya era libre de las wiccas tía Irene pensaba que estaba acá y según Heinrich no es un encierro así que puedo ir a dónde quiera»

—mmm no lo sé aún, pero seguro que podré resolverlo luego, igual gracias por preocuparte liss- le dije acercándome a ella y luego pasando por su lado tome un trozo de pan de lo que dejó en la mesa.

« bueno quizás otro»

Tome otro y salí por la puerta de la habitación con un trazo de pan en una mano otro en la boca y la bolsa que envío mi tía Irene y mis cosas dentro,baje las escaleras y veía hacia los lados camine por este castillo como veinte minutos abriendo y cerrando puertas.

Hasta que me ubiqué y me dije a mi misma

«boba,busca la puerta que valla había el patio donde tengan los establos»

Cuando al fin lo encontré solo había un caballo en el, bueno una yegua la verdad, entre a su espacio y se agitó un poco.

— tranquila bonita, no quiero hacerte daño- le dije acercándome poco a poco, ofreciéndole un troso de pan

Se calmó y tomo el pan  se dejó acariciar por mi, no pude ver en ningún lugar alguna montura solo las riendas, pero nada de la montura

«diablos»

Tome las riendas y se la puse estube un momento esperando  para verificar si soltaba la rienda por suerte no lo hizo así que podía irme con esta llegua pero tenía que montarla sin montura; no me importa y la saqué del establo y la monte

Pude ver cómo al fin me alejaba de ese castillo hasta que ya no pude verlo, estuve cabalgando un rato sin rumbo alguno, esperando conseguir un pueblo o algo así; dos horas y aun no conseguía nada y empezó a ponerse nublado

«¿porque? si estaba tan soleado, justo ahora va a querer llover»

No quise prestar atención y seguí, me callo una gota de agua en la mano y después de allí callo más y más agua, así que  no me quedo opcion que buscar refugio en una cueva que logré ver  afortunadamente entraba la llegua, al entrar baje de ella y quite la rienda de su boca apenas lo hice ella se agitó y corrió  a toda velocidad lejos de la cueva dejándome sola

«genial, ahora me abandono, no tengo transporte y el cielo se cae»

—¿Que hace una cosa tan frágil como tú en un lugar tan peligroso como este?- dijo una voz  detrás de mi

Entre los dos mundos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora