Capitulo 6. la exclava con dinero

7 0 0
                                    

Me desperté el día siguiente en la cama, pero, no me acuerdo tumbarme  jamás en la cama el día de ayer

—buenos días, de haber sabido que no te gustaba la cama, podía ordenar que la reemplazarán

Era Heinrich desde una silla muy cerca de la cama

—nada de eso, sólo estaba haciendo unos ejercicios de meditación y pues caí dormida– dije levantándome del suelo

—que bien, meditas

—¿tiene alguna razón tu vicita a mi habitación?–dije algo nerviosa 

—necesito hablar de lo de ayer y a parte te enviaré a visitar otro reino

—no comprendo

— estás en otoño de este lado del muro existen reinos o cortes, los grandes jefes elementales estamos al mando de ellos y todos gobernamos nuestros reinos por separado pero en armonía con los otros,  primavera, oscuridad y luz ya no existen ;nuestros aliado son invierno y verano y están lejos del alcance de este desastre. Te enviaré a invierno con Eru, como mensajeros

Justo en ese instante resonó el golpe de Eru entrando enojado

— ¿como puedes enviarme lejos cuando más me necesitas?

—estas herido

—tu, te quedarás
— si mi reino cae yo lo haré con el, si eso pasa tu debes regresar con las wiccas-dijo lo segundo en un noto de ragaño hacia mi, al terminar de decir esto salió de la habitación y Eru detrás de el.

No discutí, sólo me quedé en silencio sin prestar atención a la discusión de Eru y Heinrich.
Durante todo el tiempo solo lei el grimorio de la luna y me dedique a practicar ese enfoque de energías a partes de mi cuerpo, el grimorio decía que está hermana tardo un mes en lograr tan solo usarlo en su vista
«¿porque yo pude en unas cuantas horas? Y hoy en unas cuantas horas pude hacerlo hacia mis manos,pies y más»

Tocan la puerta

—pase-escondiendo el grimorio

—recoge lo que necesites, nos vamos en una hora- dijo Eru con cara y pocos amigos

— ya es de noche

—¿que tiene eso?, ¿Acaso ahora le tienes miedo a la oscuridad?

—nunca le he temido a la oscuridad solo que…

—le temes a las criaturas de afuera–

—si

— no vamos solos, a demás, ya Heinrich ordenó que debes ser protegida como si de el se tratara, no se que valor ve en ti

—osea que si es por ti, sería una exclava o mascota ?

—no, si es por mi, ni siquiera estuvieras aca, pero no depende de mí –salio de la habitación

Tome lo poco que tenía y baje en en salón allí estaba Heinrich
«diablos»
—Heinrich …
No espere que dijera nada, cuando solo se acercó a mi imponente, solo puede dar pasos hacia atrás y quedé acorralada entre sus brazos y la pared, se acercó de nuevo y me beso, de verdad me sentí indefensa, no me sentía así desde hace años cuando conocí a Cristian en el bosque; cuando se alejo de mi reaccione y me escape por debajo de uno de sus enormes brazos  y salí rápidamente de allí hacia la cocina, me encontré con Eru y tres hombres, está ves diferentes a los que ya había visto hace días  

—vamonos-dijo Eru, salimos al patio donde estaban llegando los númerosos heridos de batalla; pasamos entre un par de ellos y nos encontramos con un carruaje sencillo pero nunca dejaba de ser lujo

Entre los dos mundos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora