El menor se despertó nuevamente sin necesidad de escuchar la alarma que tenía en la mesa de noche, no sabía porque aún la tenía programada, ya ni le hacía falta, desde hace casi cuatro años simplemente no dormía bien, se despertaba mucho en toda la madrugada, se la pasaba dando vueltas y cuentas en la cama.
Hace tres años su vida había cambiado, hace tres años dejó de ser el mismo de antes.
Hizo su rutina diaria como todas las mañanas y a las 6 : 45 am, ya se encontraba listo, no le apetecía bajar y encontrarse con su mamá después de la discusión de anoche, siempre era lo mismo, ella no lograba nunca entender el dolor que llevaba aquél castaño por dentro, no lograba entender que no podía dejar atrás a la persona, la cuál fue la única que verdaderamente estuvo para él, que lo amo, o mejor dicho... Qué dijo haberlo amado, pues hoy se preguntaba si verdaderamente llegó a amarlo aunque sea un poco y sí fue así, su amor no era tan fuerte como juro que lo era.
Taehyung se sentó en la mesa de noche, mantenía su vista en el cielo, era algo inevitable que Jungkook no llegara a su mente todos los días, que no recordará vagamente lo que se sentía cuando sus brazos lo envolvían, cuando lo acariciaba, lo erróneamente bien que era el tacto de sus labios contra los suyos, de todo lo que su papá una vez hizo que sintiera.
¿Cómo olvidaba lo que se sentía ser amado?
¿Cómo olvidaba su primer amor?
¿Cómo olvidaba que la persona que se suponía que jamás debía de separarse de él, desapareció de su vida, como si nunca hubiese existido?
Ahora las personas le parecían tan falsas, el amor le parecía falso, las promesas eran algo tan insignificante.
Y el había sido un completo tonto en creer que Jungkook jamás se iría de su lado.
—Siempre has sido tonto.—susurró levantándose de la mesita de noche, y cerró la cortina tras él, su cuarto volviéndose oscuro, estaba acostumbrado a eso.
Mientras bajaba las escaleras rogaba mentalmente porque su mamá no estuviera en casa, y afortunadamente cuando llegó a la planta baja se encontró las luces apagadas, todo estaba en silencio, Lalisa se había ido temprano a trabajar, ya qué antes de bajar las escaleras se acercó a la puerta de su habitación y no se escuchaba ningún ruido.
Abrió la nevera sacando la tasa con su comida y después de calentarla, la metió en su mochila y salió de la casa, dando un fuerte portazo.
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—Tae, ¿Y sí vas hoy a mi casa?.—preguntó Hoseok a su lado, viendo como el contrario se encontraba terminando de responder unas encuestas rutinarias del colegio.
—M-mm, no lo sé Hobi, no tengo ganas.—susurró sin quitar la mirada de la hoja en su mano.
—¡Vamos Taehyungie! Tienes mucho tiempo sin ir.. ¿Cuándo fue la última vez que pasamos una tarde juntos?.—chilló posando su mano encima de la de él, y Taehyung sintió un escalofrío amargo, recorrer su cuerpo.
