La ropa es peligrosa!

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Ochako no podía creerlo! El realmente fue amable con ella, no estuvo tan mal como para ser su primer día siendo amigos, el realmente le había hecho un favor, sonrió para si misma, Bakugou no es tan malo!

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Pasado el rato desde que la ruidosa castaña se fuera Bakugou se relajó y luego comenzó con sus deberes escolares, tenía pensado entrenar al terminar, al abrir su closet no encontró más ropa limpia para entrenar, bufó y buscó sus pantalones cortos del día anterior, mañana sería día de lavado, no tendría nada de malo usar ropa ya usada por esta vez, se molestó al no encontrar su camiseta usada, donde mierda se había metido?

UN MOMENTO!

Se azotó la cara con su mano, mierdaaaa, le había dado a la jodida Uraraka la camiseta sucia, impregnada de sudor!

No podía con la vergüenza, iría a pedírsela, y que se jodiera, no le daría nada mas de él, ni siquiera para que durmiera bien! AL DEMONIO SUS OJERAS! No pasaría esa vergüenza!

Caminó a paso firme a la habitación de la chica, esperando que no oliese la camiseta aún, o peor aún, usarla!

Iba tan colérico, que no reparó a tocar la puerta, solo se adentró sin delicadeza a la habitación

-URARAKA!-no la veía, cerró la puerta tras de si y luego solo pudo notar un bulto en la cama, que curiosamente temblaba

Se acercó para ver si se trataba de la castaña, mientras más lo hacía, podía oír jadeos incesantes y un olor tan intenso a frutos rojos que lo mareó al instante.

¿qué mierda pasaba aquí?

-oi, cara redonda!

Sin delicadeza alguna retiró la ropa de cama, liberando la figura de la castaña en una extraña posición, sus ojos se abrieron y los colores le subieron al rostro, ante él, una Uraraka boca abajo, con las caderas alzadas, con una mano inquieta en su entrepierna aún cubierta con una panty color verde claro ya humedecida y con la otra sujetando su camiseta junto a su rostro, gimiendo contra ella, lamiéndola, olfateando con devoción.

Debía irse, pero el espectáculo lo tenía pasmado, hipnóticas gotas se resbalaban por los muslos suaves, comenzó a alejarse, si se quedaba esto no sería bueno. Ella detuvo su mano danzante, se puso de pie tambaleando, se acercó unos pasos, para finalmente caer de rodillas al suelo.

-espera, no te vayas...-su voz sonaba tan suplicante, causó estragos en el chico-ayúdame, porfavor...

La conciencia del rubio se alejaba, solo existía el deseo de acercarse, sobrepasaba sus límites, deseaba tocarla, entregarse por completo y que ella hiciera lo mismo con él, se agachó junto a ella, levantó su rostro, y al ver los ojos chocolate ensombrecidos no pudo resistirlo, unió sus labios, un beso húmedo, inquieto y en cierto modo desesperado sorprendió a la chica, se sentía tan bien, sus lenguas se encontraron y el rubio no pudo contener un gemido naciente de su garganta, ella alzó sus brazos para ponerlos en el cuello del rubio para acercarlo más, él, un poco torpe, puso sus manos en las amplias caderas de la joven, se deleitó con su suavidad.

Ella bajó los brazos, el rubio la miró expectante, con suavidad deslizó las manos gruesas de Katsuki, incitándolo a quitarle la ropa interior, él pareció comprender y deslizó la prenda por las piernas de la chica, Uraraka se recostó sobre el suelo

-tócame, Katsuki-lo miraba fijamente

Iba a hacerlo, mierda, si que iba a hacerlo, anhelaba apresar cada parte de ella con sus manos, la fragancia que desprendía lo tenía salivando, tragó duro, acercó sus manos temblorosas, se había decidido, ya lo lamentaría mañana!

Kacchako OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora