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Te veía como mi escudo de defensa y resultaste ser la daga que abrió la herida en mi espalda. ¿Qué hice para que tal herida fuera abierta? Me pregunto si fuiste tú el ágil o yo el ingenuo. Con razón confiar cada día es más peligroso.

Quiero decir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora