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No sé si dejarte ir, si renunciar a mi sueño de compartir mis sonrisas contigo. Nadie va a entender mis dudas existenciales, pero pienso en esto porque siento que al ser perfecto para mí, yo no lo soy para ti. Somos ángulos opuestos e iguales, con los mismos gustos, pero a la vez contrarios, mientras tú haces reír, yo hago el ridículo; tú tienes la virtud de ser agradable a cualquier persona, yo en cambio provoco comentarios de inmediato. Soy un punto en el olvido y tú el centro de la atención. Aún no entiendo cómo fuiste capaz de mirar atrás, de fijarte en mi lugar, en la ignorancia. Llegaste de la manera más sutil y volteaste toda mi vida, aceleraste mis pulsaciones y me obligaste a dudar de mí. De mi deseo o mi deber, de qué poner primero, de a qué consecuencias estoy más dispuesta.

Y ahora no sé si pensar en mi corazón, en mi mente, en mi futuro o en mi conciencia. A veces quiero alejarte, quisiera que no existieras o por lo menos no haberte encontrado, pero paro en seco mis pensamientos y reflexiono que sin tu presencia quizás mi decepción sobre amar iba a ser tan grande que olvidaría lo lindo de ello. Hubiera olvidado lo romántico de un beso, el dolor en el pecho a causa de extrañar, los nervios antes de un encuentro y, sobre todo, el refugio en los abrazos.

Pues sigo preguntándome, ¿qué hacer? No quiero ser una pausa en tu vida. Quiero que tus sueños sean tuyos y no que sean solo los míos, quiero que seamos uno conquistando sueños de dos.

Quiero decir...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora