El ruiseñor de Valledupar: roces

35 1 0
                                    


Pronto me di cuenta de que tenías los ojos cerradosy que tu respiración se aceleraba más con cada beso y roce que te daba.

La pielde tu nuca era suave, el perfume de tu pelo invadía mi nariz.

Mientras terozaba suavemente la nuca con mis labios, la camisa entreabierta hacía que mipecho tocara tu espalda, mi pene abultado, aún comprimido por los pantalones,se acercaba a tu trasero de ensueño sin tocarlo.

Cuando rocé tu nuca con lapunta de mi lengua, gemiste. Tu gemido fueintenso, me pareció que un escalofrío invadiera tu cuerpo y juntara tu nucadirectamente a tu sexo.

Entretanto comencé a dibujar con mi dedo índice unoscírculos alrededor de tu ombligo y, unos instantes después, comencé a mover midedo hacia arriba, pasé entre tus senos, aún cubiertos por el sujetador, rocé tugarganta y me dirigí hacia tu boca.

Acaricié tus labios, tú abriste la boca ycomenzaste a chuparme el dedo con avidez.

Yo, entretanto, te besaba el cuello yseguía inebriado por el perfume de tu cabello. Mi pecho ya estaba pegado a tuespalda y mi pene duro a tus nalgas desnudas.

 Mi pecho ya estaba pegado a tuespalda y mi pene duro a tus nalgas desnudas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 08, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El amante italiano, relatos eróticos para mujeres enamoradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora