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Se trata de la historia de Carmen y Luis. Ella era hermosa y dulce, apenas alcanzaba los 20 años y Luis tenía 30 años, moreno y alto, era un hombre trabajador y honesto. Ambos se conocieron en las tierras de Guanajuato y se enamoraron a primera vista.
Luis frecuentaba la casa de Carmen luego de sus largas jornadas laborales y ella le esperaba con los mismos sentimientos desde su balcón. Solo se intercambiaban sonrisas y saludos corteses, pero a medida que avanzaban las semanas las conversaciones incrementaban y dejaban de ser tan tímidas.
Así transcurrió el tiempo y los sentimientos encontrados, entonces surgieron los deseos de matrimonio.
La madre de Carmen aceptaba a su pretendiente pero su padre no, porque ya había planeado casar a Carmen con un amigo suyo. La madre de Carmen sabía que la relación de su hija estaría destinada al fracaso, entonces le comentó a su marido sobre los encuentros de Luis con Carmen desde la calle al balcón. Su padre, enfurecido decidió prohibirle a Luis ver a su hija, además amenazó a Carmen con enviarla a un convento si seguía viendo a su pretendiente.
Ni Carmen ni Luis aceptaron la actitud que su padre tomó, entonces Luis decidió tomar acciones para poder retomar su amor. Alquiló una habitación en la casa vecina a la de Carmen, esta casa tenía un balcón al mismo nivel que el de su vecina y allí pudo hablarle y verla sin ser descubiertos.
Asistieron puntuales en secreto cada medianoche durante meses, todo mientras la familia de Carmen dormía. Pero de pronto, una noche el padre de Carmen despertó y tomó un cuchillo de su oficina y en su ciega rabia, sorprendió a los amantes y apuñaló a su hija, que murió en manos de su amado. Con un gran beso, Luis la despidió en el Callejón de los Besos.
