La Huella de la codicia

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Aquella mañana en el puerto de la ciudad todo mundo se movía de un lugar a otro, demasiado ocupados con las labores del día, así que un hombre y una chica que caminaban entre la multitud nunca serían notados.

Sin embargo Michiru tenía la sensación de que todo mundo la observaba, que de alguna manera ya sabían que ella era un hombre bestia y que en cualquier momento habría una turba de gente enfurecida persiguiéndolos. La mano firme de Shirou sobre su hombro la estremeció, lo volteó a ver y se dio cuenta que parecía tranquilo, aquella mano estaba tratando de comunicarle un poco de esa tranquilidad.

—No permitas que tus emociones negativas te dominen. Tu ya has caminado por estos lugares, solo recuerda lo que se siente.

Ella asintió y volvió a poner su atención en las calles, cerró los ojos y suspiró, nadie tenía porque enterarse que ellos eran hombres bestia, el ambiente cambió un poco y con más confianza Michiru empezó a ver los locales de su alrededor.

—Parece que agregaron nuevas tiendas en la zona del malecón. —Dijo— Esa tienda de ropa no estaba ahí hace un año...

—Y es justo lo que necesitamos. —Dijo Shirou encaminándose a aquel local.

—Shirou... Esa es ropa para dama no creo que...

—Es para ti. —La interrumpió— Tienes casi un año usando solo lo que trajiste a la ciudad.

—Nunca menosprecies a la ropa deportiva. —Michiru se sonrojo mientras trataba de cubrirse con los brazos.

—No menosprecio a la ropa deportiva, pero eso que traes puesto dentro de poco serán trapos deportivos. —Shirou la observó con severidad— Si vas a continuar como mi asistente debes de tener presentación.

—Lo que me recuerda... —Michiru se puso desafiante— ¿Hace cuánto que no usas otra cosa que esa ropa?

—Tengo seis conjuntos exactamente iguales.

Michiru no quiso ahondar en el tema, temía que eso fuera un cometario sarcástico, o peor aún, que descubriera seis conjuntos de ropa exactamente iguales en el closet de Ogami. Así que con aire derrotado caminó a la tienda de ropa sin notar una pequeña sonrisa de satisfacción de su acompañante.

Exactamente cuarentaicinco minutos después los dos salieron de la tienda de ropa, Michiru llevaba ahora un overol de pantalón corto con una camisa amarilla y tenis a juego. Ogami deseaba haberla convencido de usar algo más "femenino" pero que se quitara ese viejo conjunto deportivo ya era ganancia.

— ¿Y ahora a donde vamos? —Preguntó Michiru volteándolo a ver.

—Un pequeño local bajo la plazoleta central. —Le respondió— No creo que tengamos problema en identificarlo.

Caminaron en silencio uno al lado del otro, quizá un poco más cerca de lo habitual. Michiru lo sentía pero no estaba segura de como actuar. Ogami lanzaba rápidas y breves miradas a ella y como casi sus hombros rozaban ¿Estaba tratando de tomarlo de la mano? Dudó. Michiru era la clase de chica que nunca decía o hacía las cosas a medias. Entonces tal vez ella esperaba que el tuviera la iniciativa... Lo cual por una razón que no quería externar lo estaba poniendo nervioso, aun así había que hacer algo.

Michiru casi grita al sentir la mano de Shirou tomar la suya y entrelazar los dedos. Lo miró alarmada, deseando que no se notara lo roja que se había puesto y se encontró con los ojos de él, también incomodos y algo sonrojado.

—Es mejor así. —Shirou tosió incomodo— Llamamos menos la atención si parecemos una pareja.

Claro ahora era imposible no sentirse nerviosa, la gente los estaría mirando como si se de verdad se tratara de una pareja ¿Y eso que tenía de malo? Se preguntó a sí misma ¿Acaso no había sido idea de Shirou? Se puso tensa, de repente se dio cuenta que no podría mantener por mucho su forma humana, entonces todos los verían de verdad y...

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