Fuera de control

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La enorme estatua de hielo era un escalofriante y muy acercado retrato del anfitrión de la cena: Un hombre de más de treinta años muy delgado y de hombros caídos, casi calvo con unos ojos saltones y de mirada nerviosa. Michiru inmediatamente pensó en un camaleón, era imposible no darse cuenta que clase de hombre bestia era.

—Esa cosa me da escalofríos. —Dijo Michiru desviando la mirada de la estatua— Es demasiada ostentosa.

—Quizás esté tratando de compensar alguna falta... —Dijo Shirou con aire distraído hasta que escuchó la risa mal contenida, le tomó un momento entender porque se reía ella— No me refería a esa clase de cosas. —Protestó sintiéndose un poco incómodo.

Michiru meneó la cabeza y le dio unas palmadas en el hombro. Shirou meneó la cabeza y la tomó de la mano poniéndola en su brazo mientras se acercaban a la mesa de los bocadillos.

Tras las cortinas, cerca del escenario construido para la ocasión, Tanaka George observaba satisfecho a los invitados, hombres bestia de diferentes estratos sociales, ricos y pobres presentes ahí para admirarlo, a él, podía sentir la admiración, la codicia...

— ¿George-san?

Tanaka se giró al escuchar una suave voz femenina a sus espaldas, Nazuna estaba ahí en su vestido blanco, en ese momento el universo se quedó vacío, solo estaban él y ella.

—Hiwatashi-san, no sabe el placer que es tenerla aquí en mi fiesta. —Le tomó las manos y con suavidad le beso el torso de una, no notó como ella las quitaba rápidamente— Espero que todo lo que pidió para su presentación sea de su satisfacción.

—Sí... Si lo es. —Nazuna sonrió con amabilidad y el porte de una estrella— Yo espero darle una presentación de su agrado.

—Oh ya lo está haciendo, de eso no lo dude. —Dijo tocándole un brazo antes de irse.

Nazuna permaneció sonriente hasta que Tanaka desapareció de su vista, entonces sin poderlo evitar se transformó en su forma bestia con todo el pelo erizado.

—Eso sí que fue escalofriante. —Dijo mientras se abrazaba así misma— Es material para llamar a la policía.

—Es un cliente que ha sido muy generoso con tus condiciones de trabajo. —Smee se acercó a ella con un gesto serio— Y tipos así de ricos y espeluznantes son los mejores clientes que podemos aspirar en el inicio de tu carrea.

Nazuna lo miró con cierta molestia, pero el hombre topo hablaba muy en serio, ella se estremeció un poco y regresó a su forma humana.

—Bueno, nadie dijo que ser famosa era fácil. —Miró a su representante y sonrió resignada— ¿Hacemos una prueba de sonido?

—Ese es el espíritu, Na, na, Nazuna-san. —Smee le regresó el gesto mientras sacaba su tableta para revisar algunos detalles más.

—0—

Michiru y Shirou estaban uno al lado del otro, Ogami tenía su forma animal y gruñía abiertamente agresivo y Michiru estaba lista para hacer sus brazos de gorila. Frente a ellos y al lado de la alcaldesa estaba Alan Sylvasta, sonriendo y en su forma bestia.

—No iremos a hacer una escena en medio de tantas personas ¿Verdad Shirou-Kun? —Preguntó Alan con su usual mirada de condescendiente hipocresía.

—Ogami-san, necesito unas palabras contigo. —Dijo Rose y luego agregó en un gesto demandante— AHORA.

Shirou le dio una mirada más al tranquilo Alan y asintió sin cambiar su forma.

—No le quites la mirada de encima. —Le dijo a Michiru— Y no te vayas a confiar.

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