Capitulo 2

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Entró al salón y la vio sentada en su lugar de siempre.

Se veía tan hermosa.

Megumi era una chica más bien bajita, delgada y de piel blanca y rosada, con un cabello negro casi a la cintura, con los ojos cafés rodeados por unas grandísimas pestañas negro azabache.

-¡Saeko! ¡Hola! -le dijo a Saeko mientras se lanzaba a abrazarla- ¡Te he extrañado muchísimo!

-Hola, Megumi.- le dijo intentando calmar ai desbocado corazón, que reaccionó a su abrazo.- ¿Te la has pasado bien éste fin de semana en Tokyo?

-Si -respondió- Hacía demasiado que no iba a Tokyo, ¡ha cambiado mucho en estos años!

-Me alegra. ¿Has podido ir por fin...

-...a la exposición del Estudio Ghibli? -dijo, completando la oración, como era su costumbre.- Si, y ha sido increíble. ¡He conocido a Miyazaki-Sama!

-¡¿Conociste a Hayao Miyazaki-Sama en persona?!

-¡Si! ¡Fue algo mágico! A demás, cuando...

-Buenos días a todos. -dijo Miyamoto-Sensei, interrumpiendo su plática-

-Después te cuento -le susurró su amiga, alejándose para sentarse en su lugar-.

-Claro.

Megumi se sentaba en la primera fila del salón, mientras que Saeko, en la tercera, en diagonal a su mesa, pudiendo verla todo lo que quisiera.

Su cabello negro, suelto como siempre, le caía perfectamente por casi toda la espalda, totalmente lacio.

Perfecto.

Las clases pasaron lentas como siempre, pero por fin llegó la hora del descanso.

Miyamoto-Sensei les dejó salir y automáticamente la chica se dirigió hacia Megumi.

-Bien. Las clases han terminado. ¡Cuéntame todo!

-Si, si. Mira, cuando llegué...

Megumi le contaba a cerca de su viaje a Tokyo y de su aventura conociendo a su director de películas de Anime favorito, Saeko le prestaba atención, claro, pero lo que no podía dejar de ver eran sus labios.

Se veían tan suaves, tan rosas, tan lindos, tan...

Apetecibles.

-Ehhmm... ¿Saeko? ¿Estás bien? -le dijo, notando lo rara que estaba.-

-Oh... Si, claro que si. Es solo que... -calló, buscando una excusa creíble- Estaba pensando en lo maravilloso que debió ser conocer a Miyazaki-Sama en persona.

-Ohh si, fue increíble. Pero bueno, ya que te he contado esto, vallamos con las chicas.

Ahh claro. "Las chicas"
Ésas 3 chicas que en verdad quería, pero no como a Megumi. A ellas las quería de una manera fraternal, como si fueran de su familia.

Sus nombres eran Komori Misaki, Komori Saya y Kazehaya Rei.

De verdad le gustaba estar con ellas, todas eran amigas de la infancia, pero con los años, le gustaba más pasar el tiempo sólo con Megumi.

-Si, por supuesto. Vamos.

Salieron de su  salón, el 3-B para dirigirse primero al 3-A en donde deberían encontrarse las dos Komori y después al 3-C en donde estaría Rei.

-¡Hola! -les gritó Megumi a Misaki y Saya.-

-¡Hola, Megumi! -le dijo Saya- ¿Cómo ha estado tu viaje a Tokyo? ¿Qué has hecho allá?

-Ay, Saya. No seas inocente -intervino Misaki- Es obvio que se la pasó en exposiciones de anime. Incluso apostaría que hiciste algún cosplay ¿no?

-Onee-Chan... No creo que sólo
haya...

-Oh, no, no, Saya. En realidad, Misaki tiene razón. Básicamente me he pasado el fin de semana visitando foros de anime y haciendo cosplay...

-¡¿C-cómo?! ¡¿HAS ESTADO EN TOKYO, UNA CAPITAL DE LA MODA, Y LO ÚNICO QUE HAS HECHO ES IR A HACER COSPLAY?! ¡¿EN QUE ESTABAS PENSANDO?!

-Tranquila, Saya, no sobre reacciones -intervino Saeko- Es normal. Por eso los Otaku amamos Tokyo ¿no es así, Megumi?

-Exactamente.

-Jamás voy a entenderlas, chicas.

-Tú jamás vas a entender nada, Saya. Para entender algo, hace falta tener cerebro -dijo su hermana, molestándola-

Todas empezaron a reír como unas locas.

-Nee-Chan... No es divertido.

-Claro que lo es, Saya. -dijo Rei, apareciendo de pronto-

-¡Rei! -dijo Misaki mientras se sonrojaba rápidamente- Lo siento, iba a ir a por ti para que pasáramos el resto del descanso juntas, e-es decir todas juntas, pero me he entretenido y...

-Tranquila, Misa-Chan -le dijo- Está bien. De todos modos, estaba con Kotonoha-San.

-Ahh -dijo, mientras su semblante se oscurecía- Ya veo.

Para Saeko era más que obvio que Misaki estaba perdidamente enamorada de Rei, una bonita chica de ojos azules y alegres, bastante alta y de tez blanca, con el cabello tan claro que parecía blanco, de labios color carmín y con unos pechos generosos.
Pero para las demás, incluyendo a Rei, era como si ese amor no existiera, ninguna de ellas se daba cuenta.

Así pasó el día, y al salir del colegio, Saeko las invitó a pasar la tarde en su casa, ya que su mamá no estaba en el país por asuntos de trabajo y y su padre... Bueno, su padre era un misterio. Jamás lo conoció, y suponía que nunca lo haría, ya que nadie sabe en dónde esté, y lo más probable es que él tampoco supiera donde estaban ella y su madre, porque recién que nos las abandono, se mudaron de Kioto a Okinawa, donde conoció a Megumi.

Pasaron lo que restó del día en la casa, y a las 18:30, Rei dijo que era hora de que se fuera.

-Gracias por todo, Saeko.

-No hay de qué. Nos vemos mañana en la escuela.

-Claro. Adiós chicas.

-Adiós, Rei. -dijeron al unísono, pero la despedida que mas fuerte se escuchó, fue la de Misaki.

-Espera, Rei, yo también me voy. -dijo Megumi- Es tarde y mis padres deben estar esperando a por mi para cenar... Gracias por la invitación y la comida, Saeko.

-Claro, no hay de qué. ¿Vamos juntas mañana a la escuela?

-¡Claro! Te veo en donde siempre.

-Si. Ahí nos vemos.

-¡Adiós, chicas!

-¡Adiós! -contestaron las Komori.-

-Vamos, Rei, tomemos el subterráneo. -le dijo al tiempo que cerraba la puerta y desaparecía tras ella.-

Amores Confusos (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora