Despreciable[Chanbaek]

I-Desafortunado

"Bring down the government 

 They don't, they don't speak for us"

Corea del Sur, Noviembre 1980

Amanecía nuevamente en el pequeño pueblo que se localizaba en la provincia de Gyeongsang y el sol resplandecía en lo alto del cielo, acompañado de una gran variedad de nubes. El viento arrastraba las hojas secas que se desprendían de los cedros y robles pertenecientes a los bosques aledaños al pueblo, un claro indicio de que el otoño estaba por culminar, dando inicio al crudo invierno que sumergía a los pobladores de Hamyang en la miseria. 

Este sitio se caracterizaba por la belleza que desprendían las montañas grises, ríos y bosques que rodeaban el lugar, además de los enigmáticos y majestuosos edificios tradicionales que servían de hogar para los aldeanos, quienes estaban orgullosos de la cultura milenaria que poseía su nación. A pesar de las guerras e invasiones que azotaron al país durante décadas, causando que miles de personas pierdan a sus seres queridos, ya sea por la guerra o el hambre que los terminaba matando, un triste suceso que marcó la historia del país y que nunca será olvidado por los desafortunados que fueron testigos de semejante horror, mucho menos sus descendientes.

(Ignoren el auto)

La armonía que rodeaba al lugar se vio interrumpida por un grito ensordecedor proveniente de una mujer, algunos curiosos decidieron salir de sus hogares para descubrir cuál era el motivo de tal bullicio, mientras que otros preferían permanecer en la comodidad de sus camas. Ya que no era una novedad que sucedieran hechos de esa naturaleza en el pueblo. Prueba de ello, eran los retratos de jóvenes desaparecidos, esparcidos por todas las casas. Estos retratos pertenecían a omegas, tanto femeninos como masculinos. Sin embargo, gran parte del pueblo desconocía el motivo detrás de las misteriosas desapariciones que ocurrían mayormente en el transcurso de la madrugada. Solo aquellos que eran cambiaformas reconocían las características que poseían las víctimas para ser elegidas por los secuestradores. Después de todo, el pueblo estaba compuesto en su mayoría por humanos que desconocían el amplio mundo oculto que existía a su alrededor. Estos se encontraban tan cegados por la idea de que no existía ser superior a ellos, tanto en fuerza como inteligencia.

Uno de los licántropos más ancianos se dirigió al sitio de donde provenían los lamentos, encontrándose con la imagen desgarradora de la señora Kim, llorando desconsoladamente abrazada a la almohada que aún conservaba vestigios del aroma de su pequeño hijo, el cual, era el claro reflejo del dolor crudo de una madre que jamás volvería a ver a su querido retoño y que sabía el desagradable destino que sufriría el último regalo que obtuvo de su compañero destinado antes de que este fuera a perecer en la guerra años atrás. El hombre decidió que lo mejor que podía hacer en ese momento era dejar a la pobre mujer sola, para que pudiera llorar en soledad la pérdida de su hijo.