Capitulo 4 (te vas y yo te dejo)

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Carajo! -salió de la camioneta asegurándose que el animal estuviera bien, no lo estaba al 100% pero los daños eran mínimos. La gente se percató del asunto y comenzaron a juntarse al rededor
Paulina, que claramente no sabía que hacer, estaba destrozada y muy afectada

Tomó al cachorro y subió a la camioneta para por fin llegar a casa de Virginia
-holaaa perrito- decía Brunito con dificultad cargando al pequeño de apenas unos meses. Paulina no pensaba bien, no podía llorar, tampoco podía hablar,
el dolor de cabeza inmenso no se detenía  mientras la voz aguda de su hijo no paraba de nombrarla.

-Hija! Ya llegaste- su madre le devolvió la realidad. Pau la escuchó alegre y molesta por el larguísimo retraso, la saludó y con voz entrecortada trato de agilizar el asunto -Sí mamá, perdón es que pasó un inconveniente pero bueno ¿comemos? Virginia no notó nada grave, la veía molesta pero era ligeramente normal en ella así que entraron y se encontró con un señor alto y apuesto -sí, pero antes te presento al arquitecto Manuel Muguira -ella correspondió al saludo sentándose frente a él.
Este no era el momento para cambios y parecía que todo el mundo quería ocuparla ahora, rodó los ojos y trató de escuchar lo que el Lic. le comentaba
-Entonces qué opinas hija - no había escuchado absolutamente nada de lo que Virginia decía --Está bien mamá, me parecen muy buenos los arreglos, solo que... permíteme tantito- dijo tomando su celular- ¿Bueno? Oh, claro enseguida voy tranquila no te preocupes- Finalizó una "llamada" y tomó sus cosas para salir del lugar

-Mamá debo irme, sucedió un inconveniente en verdad perdón
-Pero Paulina - Virginia intentaba detenerla, no lograba nada pues Paulina solo la ignoraba. Ambos se quedaron allí sin entender el escenario, su madre no era tonta y sabía que algo estaba mal pero conociendo a su hija necesitaba darle un poco de privacidad y espacio

Paulina salió por la puerta principal viendo a Brunito jugar con el cachorro -Mi vida, quédate con la abuela, ve a dentro. No me tardo corazón -Suspiró esperando que entrara a donde su abuela. Cuando verificó que su hijo estuviera dentro entró a su camioneta y comenzó a manejar
¿Qué hacía? ¿Qué se suponía que debía hacer ? Su mente no paraba de pensar pero no lograba llorar, no sentía nada. Era como si todo su mundo se hubiera pasmado
Llevaba quince minutos ya conduciendo sin saber a donde ir. Estaba en un lugar poco común que no sabía dónde era. Estaba perdida y no solo en la ciudad, su alma también.
En ese momento llegó un mensaje y desde la barra de notificaciones leyó

José ❤️
Perdóname Paulina, ¿Dónde estás? Necesitamos hablar por favor

Bajó de la camioneta en algún lugar de la carretera, intentó ponerse de pie pero se derrumbó. Por fin había reaccionado
Comenzaba a llorar, no podía parar. Sus lágrimas salían incontrolables desde lo más profundo de su alma. Se arrodilló bajo la puerta de su auto cubriéndose del intenso esplendor del atardecer. Apretó y apretó sus puños tratando de contener sus gritos, su llanto era silencioso y peculiarmente lento

El amor de mi vida es MUJER! Nuestra vida era un engaño, nuestro hijo es un engaño, su amor era un engaño -pensó
Le dolía el corazón, los ojos, el alma...

Soy mujer, soy mujer, soy mujer

Palabras que no dejaban de dar vueltas por su cabeza, estaba en busca de una solución, tendría que hacer algo, no se podía quedar a vivir en su auto, cosa que por un momento pensó. -Ay Bruno- Soltó para sí en un hilo de voz, su pequeño era lo que ahora más le preocupaba. De alguna manera ella tenía los valores de tener una familia, Virginia siempre le había plasmado esa idea de familia feliz, y que haría ahora con esto, con su madre sabiendo la verdad. Los pensamientos la consumían pero sabía que era una adulta y tenía que afrontar la situación.

Un suspiro bastó, entró al auto y se dirigió a casa donde una extraña que antes había sido el amor de su vida esperaba su llegada. No lloraba más, parecía que estaba seca. Los ojos rojos e hinchados dejaban ver su sufrimiento, su alma hecha pedazos.

-1...2...3... está bien, es momento de entrar, Paulina contrólate-
Cinco minutos después de estar lagrimeando fuera de la casa se decidió a entrar. Ella estaba allí esperándola

-Paulina llegaste, amor por favor tenemos que...- Paulina entró directo a la cocina ignorando todo lo que su esposo decía, no soportaba oír la voz de un extraño llamándola "amor "

-¿Desde cuándo José María?

-

-¿DESDE CUÁNDO? hazme el favor de responderme si no quieres que me vuelva a ir

-Desde antes de Bruno- contestó en un hilo de voz

-¡¿O sea cómo?! José María ¿por qué?- Su rostro comenzó a hacer puchero, no podía evitarlo, sus sentimientos eran más fuerte que ella y con su característico acento intentó continuar
-Nos casamos, tenemos un hijo ¡¡POR QUÉ CARAJOS!!
Eres un hijo de la chingada. Me usaste, nos usaste y yo no voy a soportar esto más así que lárgate, NO TE QUIERO VER, no te quiero ver más. José María...Por favor -terminó bajando el tono de voz

-Paulina yo- traba de explicarle, traba de hacerle entender que para el era más difícil de lo que pensaba.
Sostuvieron la mirada unos segundos, se acercó y la beso. Era un beso terminal, un beso lleno de recuerdos, de rencor, de esperanza y odio. Un último beso

Lárgate- susurró desolada con lágrimas en los ojos rojos e hinchados

-Paulina por favor, déjame tan solo...- Sin absoluta idea de que decirle solo se rindió y juntó su mirada con la de ella una vez más. No asimilaba todo lo que estaba pasando, era tan rápido
Las lágrimas del español comenzaron a recorrer su rostro y en cuanto menos, sus mejillas estaban mas empapadas que las de la contraría
Estaba odiándose. Odiaba no poder ser quien ella quería que fuera. Odiaba no ser perfecto para ella. Odiaba vivir y odiaba ser él. Justo en este instante esto tenía que volver, o es que en realidad nunca se fue

Lárgate! Carajo, José María...
Lárgate si no quieres que me vaya
porque no puedo tenerte enfrente y odiarte
vate por favor, porque puedo amarte y no debo, José por favor VETE!!
Ya vete vete por favor - las palabras con complicación salían de su boca en susurros y sollozos, una voz quebrada como su alma.
A José María no le quedó más que irse

-Las personas caen dos veces en la misma piedra, Paulina
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Hola! No se si notaron pero cambié la portada ¿les gustó 🥺? Este capítulo es más corto pero prometo compensarlo subiendo otro más Alrato, estaré actualizando pronto si ustedes me lo piden. La verdad no le tengo mucha fe a mi historia pero hago lo que intento, gracias or seguir aquí!

Atte: Niebla

Rencor De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora