Capitulo 5 (un último...)

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-Hola mamá, perdón por irme así ayer pero en verdad surgió un inconveniente, te platico en la noche ¿te puedes quedar con Brunito?
-Claro que sí, yo adoro quedarme con Brunito, pero ¿estás bien hija?
-si ma, no es nada. Te cuento luego. Chao
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Era de mañana, había podido dormir gracias a una gran cantidad de medicamentos. Se encontraba sentada en la orilla de cama con un dolor de cabeza terrible. Su mirada se concentraba en el walking closet, aún no podía creer lo arruinada que estaba su vida después de regresar por una estúpida chaqueta, ni siquiera hacía frío ese día. Pensó en José María-quizá estará en un hotel, o en casa de un amigo...quizá-dijo en silencio

José María no solía ser de muchos amigos para pedir ese nivel de confianza, obvio se encontraba en un hotel, un hermoso hotel por cierto. Pero, de que servía si no estaba feliz. Había pasado la noche despierto totalmente. Su ropa y su habitación total era un desastre, del vino de bienvenida solo quedaban gotas, la ropa estaba esparcida por toda la habitación y las persianas estaban a medio cerrar. Al los pocos minutos de despertar, mientras miraba el techo de su habitación, Puri, que no podía estar sin saber de él más de un día lo llamó

-Si?  

José, buenos días ¿Cómo va todo?

-Ay Puri, si te dijera... pero no importa ¿tú cómo te sientes? ¿Te has tomado los medicamentos?

  Que si hombre! Sabes que siempre me los tomo y mejor que tú si estoy. Tienes una voz terrible eh ¿Qué ha pasado José ?

...

José ?
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Pau llegaba a casa de su madre, para recoger a Bruno. Mostraba un rostro de decepción pero sobre todo de tristeza, claro que no iba a dejar que su familia allí presente notaran lo destrozada que estaba y menos su pequeño Bruno, y tampoco estaba de ánimos para responder a ningún cuestionamiento

Hola niña Paulina ¿busca a Brunito ? -Delia siempre recibiéndola tan linda.
Sí Delia, ¿sabes dónde está? - no esperó respuesta de la contraria, volteó al lado y por la ventana de aquella cocina podía ver una de las escenas más maravillosas que había visto en mucho tiempo.
Camino hacia donde se encontraba su pequeño junto a Ernesto y Virginia
-¡Ay Bruno! No dejes que te bese en la boca el perro -decía Virginia apenas pudiendo hablar de tanta carcajada mientras Ernesto sostenía al pequeño en sus piernas y el cachorro entre brazos del infante. Ninguno la había notado aún así que decidió hacerse presente

-Míralo que bárbaro, parece que quieres más al perro que a mi- se dirigió a Bruno frunciendo el ceño, el pequeño emocionado de ver a su mamá corrió a sus brazos mientras la contraria lo tomaba por la cintura alzándolo
¡Mamiiii! Volviste - esa vocecita le hacía olvidar las tragedias de la vida adulta. Se arrepentiría de todo, menos de ser mamá.
Que bueno que llegaste Pau, hay algunos pendientes que debemos hablar hija - Ernesto le avisó como si sus ojos inflamados y sus ojeras no fueran suficientes para demostrar que no estaba bien -ay papá, podemos hablar en otro momento por favor. Tengo que ir a cambiar a Bruno y a checar al animalito ese- hizo una pausa y miró a su hermano menor quien venía acompañado de su delgada y rubia novia-Mira hablando de animales- Todos fijaron su mirada en el par, Virginia fue la primera en soltar un saludo
Hola mijito buenas tardes, hasta que te dignas a aparecer ah y hola lucía - se notaba a ojo chico lo furiosa de Virginia y tenía todo el derecho pues Julián era niño de casa y aunque fuera mayor habían ciertas reglas
Míralo Juliancito si es todo un relajo, no puedes ni con tu vida y ya andas ahí disque casándote dices - siguió Paulina sacando una sonrisa de su papá -ay mira cállate Paulina y vete a tirarte a tu marido que mucha falta te hace- correspondió frunciendo el ceño
-ay que corriente eres, está el Niño aquí- se dio la media vuelta y salió, esas palabras sin duda la hicieron pensar todo de nuevo
Pero esta vez venía acompañada y ya era mucho sufrimiento para ella como para que un pequeño de tan solo 2 años tuviera que "enterarse" de todo esto
y papá, quiero que vea a mi guaguau - dijo balbuseando desde el asiento trasero del auto.
-Mi cielo, tu papi tuvo que ir de nuevo a Madrid por un caso,  mi vida, pero pronto llega- Odiaba mentirle a su hijo, pero si era para protegerlo, diría todas las mentiras del mundo.

Rencor De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora