Cuando cinco regresó a 2019 para intentar detener el Apocalipsis, definirivamente esperaba ver a todos siendo mayores. Y aunque su plan inicial era hacerlo siendo un hombre viejo, tuvo que resignarse a estar en un cuerpo de niño cuando cayó en el patio de la mansión, a la vista de todos. Lo único que importaba era detener el Apocalipsis, aunque tuviese que pasar por la pubertad dos veces.--- ¿Soy sólo yo o todo el mundo está viendo al pequeño 5? --- preguntó Klaus con su típico tonillo.
Los hermanos Hargrevees estaban atónitos, indispuestos a entablar cualquier tipo de conversación o si quiera demostrar algo.
--- Necesito café --- murmuró Cinco, levantándose y siendo seguido por los hermanos igual que unos patitos tras su madre.
--- Esto no le gustará nada a Ocho --- canturreó Klaus dandole pequeños codazos a Diego, quién le regresó un manotazo como niño pequeño.
Todos entraron a la cocina, completamente desquiciados por la llegada de Cinco. Nadie entendía qué pasaba y querían respuestas.
--- ¡¿Dónde estuviste todo este tiempo?! --- Cuestionó Luther.
--- En el futuro. Es un fiasco.
--- Se los dije --- secundó Klaus, sonriendo.
--- ¿Tienes una ide-
--- ¿Qué fecha es hoy? --- interrumpió el chico abriendo y cerrando alacenas, en busca de su preciado café.
--- Chicos, Dylan llegó por mí, creo que no podré quedarme más tiempo.
Una chica de cabello café oscuro y ojos violetas entró a la cocina sin levantar la vista, pues veía algo en su celular con suma atención, pero al no recibir respuesta alguna más que un silencio incómodo, levantó la vista curiosa y con lo primero que se topó fue con los intensos ojos azules de Número Cinco. Él la veía asombrado, sin poder articular palabra alguna. Ahora que tenía el cuerpo de un niño, el golpe de que ella se veía mayor le pegó con fuerza. Tania se había quedado en su memoria como una tierna niña de 13 años, temerosa y con apariencia de que necesitaba ser protegida, pero ahora era otra historia, con esa vibra de que ai la tocabas te acabaría solo con su dedo meñique.
--- Tania...
--- Les dije que sería una bomba --- aseguró Klaus moviendo la cabeza ---. Cincuenta dólares a que le da una cachetada.
--- Trato --- aceptó Diego.
Pero, para sorpresa de todos, la siempre tranquila Tania frunció ambas cejas hacia abajo y su pie subió con rapidez hasta la entrepierna de Cinco, sin darle tiempo para esquivar el golpe.
--- ¡Eres un idiota! --- Gritó, para darse la vuelta e ir a su habitación por sus cosas.
El chico cayó al suelo con fuerza, seguido de una exclamación de sorpresa y temor por parte de Klaus.
--- Y allí se esfumaron las semillitas de Cinco para traer Cinquitos al mundo --- dijo, tocándose el pecho.
--- Quiero mis cincuenta dolares.
--- Mmmm, ¿Qué te parece si primero me atrapas?
Klaus salió corriendo, con la esperanza de que el reloj de su difunto padre que empeñaría, le dejara suficiente para pagar la apuesta y comprar algo de su "medicina".
Mientras tanto, en la cocina, Allison corrió hacia Cinco, preocupada. Se agachó junto a él y lo tomó por las mejillas.
--- Dios mío, ¿Estás bien, Cinco?
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| Number Five | One Shots
FanfictionTodas amamos a Número Cinco y su obsesión por el café, así que si ambas cosas te gustan tanto coml a mí, eres bienvenida a este lugar que será dedicado a historias de él. Pedidos abiertos;)