CAPÍTULO 4

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Después de haber visto esa fría y clandestina despedida para el vagabundo me preguntaba si su cálida bienvenida al mundo lograría superar ese triste ir. Cuánta mierda debió tragarse su cuerpo muerto reposando entre escombros y basura para tener tal apariencia de pasa en sus últimos momentos. ¿La muerte se lo habría llevado? 
Luego Bleu se hacía más azul, tan azul como el cielo que brillaba cuan igual aunque se derramara tanta sangre en el piso, no lo reflejaba, el atardecer no sería lo suficientemente rojo, para equipararse al carmesí del cielo.

Llegué a casa y... La ventana estaba cerrada

Subí a lo más alto de la casa, la terraza
Una vez arriba, me sentía en armonía, desde lejos veías la perfección de la ciudad que de cerca no podía ser apreciada ni en chiste.
Estando desde el cielo la vista sería incluso más bella, pero acérquese hijueputa y verá como está esta pocilga.

Desde las alturas podías contemplar el cielo tan azul que me hacía invisible, existía como espectador, y nada cambiaba, nada más que mis sentimientos que eran sanados por un momento, el viento me daba en la cara y la existencia era agradable, aunque ejemplificarla exitosamente suponía contaminarse un poco de vida.

No sé por cuánto tiempo estuve ahí pero la quietud y el silencio afirmaba que Black que en este momento no era tan negro, disfrutaba también del lugar.

¿Quién no?

No se busca la perfección de un mundo, se busca el balance perfecto de oscuridad y luz, caos y orden, un perfecto estado de equilibrio.

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⏰ Última actualización: Mar 04, 2021 ⏰

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