Capítulo VIII: Encontrémonos a medio camino

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—¡¿Flexibilidad?! —gritó con el rostro completamente rojo, mientras generaba una pequeña explosión desde su mano y la dirigía hacia el pecho de Todoroki, mandándolo a volar por el pasillo del dormitorio

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—¡¿Flexibilidad?! —gritó con el rostro completamente rojo, mientras generaba una pequeña explosión desde su mano y la dirigía hacia el pecho de Todoroki, mandándolo a volar por el pasillo del dormitorio.

Shoto apenas tuvo tiempo para protegerse con una leve capa de hielo mientras chocaba contra la pared al final del pasillo, quedando aturdido. Desde el suelo, apenas alcanzó a ver cómo el rubio lo miraba sonrojado y cerraba la puerta de su habitación de un portazo

—¡Idiota, no me vuelvas a decir algo como eso, jodido mitad-mitad! —gritó Katsuki desde dentro de su habitación, siendo escuchado perfectamente desde el pasillo, debido a la intensidad de sus gritos.

Todoroki se quedó ahí, sentado en el suelo, anonadado y tratando de recuperar la compostura. Claramente eso no había salido para nada como esperaba, pero mientras se levebantana y se sacudía el polvo no podía evitar sonreír al recordar lo lindo que el rubio se miraba con las mejillas rojas y como su piel se sentía tan suave al contacto con sus labios.

—Al menos se quedó con las flores —susurró para si mismo el chico de las mitades, aun con una sonrisa en el rostro mientras se iba hacia el ascensor.

...

Días después, el invierno seguía haciendo de las suyas, cubriendo la ciudad con un frío implacable. La navidad estaba cada vez más cerca, y Katsuki no podía evitar sentirse irritado cada vez que pensaba en el clima. El frío, según él, solo servía para entorpecer su entrenamiento, ralentizar su calentamiento y hacer que todo fuera más tedioso. Aunque, en el fondo, sabía que esa era solo una excusa.

Mientras caminaba hacia la U.A., el viento gélido cortaba el aire, obligándolo a apretar la bufanda alrededor de su cuello con más fuerza. Su mal humor crecía con cada paso que daba, maldiciendo para sus adentros la baja temperatura. Sin embargo, a pesar de su aparente enfado, había algo más que lo molestaba en esos momentos. O mejor dicho, alguien. El recuerdo de cierto individuo de cabellos bicolores no dejaba de colarse en su mente. Y aunque trataba de ignorarlo, la imagen de Todoroki, con su expresión serena y siempre impasible, lo atormentaba con cada ráfaga de viento helado. Era como si, de alguna manera, la presencia de Shoto estuviera ligada al clima que tanto odiaba, lo que hacía que su irritación solo aumentara aún más.

Katsuki Intentaba convencerse a si mismo de que su mal humor era solo por el frío, por el clima que le complicaba la vida a la hora de entrenar. Pero en el fondo sabía que eso no era toda la verdad. Desde el ultimo incidente con Todoroki de la cita y las flores, algo había cambiado. Pero él no quería aceptarlo, porque cada vez que pensaba en el bicolor y la última vez, de como las manos del chico lo habían sostenido con fuerza y como los labios de Shoto se sentían tan cálidos contra su mejilla, algo en su interior se revolvía, una sensación tan incomoda y a su parecer también molesta que no lograba sacudirse. 

𝐈𝐃𝐈𝐎𝐓𝐀 𝐁𝐈𝐂𝐎𝐋𝐎𝐑 | TODOBAKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora