❛𝐉𝐄𝐀𝐋𝐎𝐔𝐒𝐘❜ - BTS GREEK GODS AU

how it all began.

"Cuenta la profecía que han nacido 7 dioses. Si estos se juntaran, serían capaces de destruir a cualquier Dios, Titán, Héroe o semidiós."

Estas fueron las palabras que le dijo Hermes, mensajero de los Dioses, a Zeus, Dios del Olimpo, antes de que este tomara la decisión de desterrar a todos los recién nacidos en un espacio de 5 años. Todos los dioses tuvieron que obedecer y dejar marchar a sus niños, enviándolos al mundo mortal, sin posibilidad de volverles a ver.

El último en marchar fue un recién nacido. La ceremonia de nacimiento fue interrumpida por Hermes y el niño tuvo que alejarse del posible paraíso en el que pudo haber vivido y de todos los privilegios que pudo tener para enfrentarse solo al mundo mortal.

Mortal.

En el fondo lo sabían. Unos niños, unos simples mortales, no podrían aguantar solos las desgracias del mundo humano. Sabían que si eran desterrados, morirían.

No obstante, Zeus lo sabía. Pasó con Cronos, pasó con Atenea, y pasaría con aquellos niños si no tomaba una decisión por muy arriesgada que fuera. Zeus sabía que todas las profecías que Hermes le hacía llegar se cumplieron, mas no dejaría que pasase de nuevo.

❛𝐉𝐄𝐀𝐋𝐎𝐔𝐒𝐘❜ - BTS GREEK GODS AU

Una pareja homosexual, joven, como tantas, caminaba de la mano acompañada de las estrellas y la luna, la cual iluminaba aquella noche fría.

Era invierno, de noche, en los noticieros dijeron que era recomendable no salir de casa. Pero ellos eran jóvenes, despreocupados, felices, y no consideraron la gélida noche un obstáculo para caminar juntos.

En las calles se oía el eco del silencio retumbando en cada rincón. Sí, ese silencio que se les hacía tan cómodo, tan reconfortante, como si las calles desoladas fueran su más íntimo hogar.

Pero entre todo ese silencio tan ruidoso, escucharon un llanto. Un llanto lejano. Un llanto de un niño.

Entre tanta felicidad que la pareja emanaba, se encontraba el desgarrador gemido de aquel niño pequeño.

Los dos hombres eran los únicos que caminaban por esas calles vacías, y por su mente pasaron dos opciones.

Ignorar al niño, o intentar encontrarlo.

Pensaron que no era necesario ir; seguramente sería un niño haciendo un berrinche estúpido; nada extraño en un barrio acogedor y familiar.

Pero, ¿qué hacía un niño en la calle en una noche de invierno tan fría como aquella?

El chico mayor decidió tomar la iniciativa de la situación, dejándose llevar por su oído, el cual le indicaba el camino hacia el pequeño.

A medida que avanzaban, el llanto se hacía más y más intenso. Al menor se le hacía insoportable.

Llegaron a una calle cortada, pero el llanto seguía siendo igual de intenso. El único camino que quedaba era un callejón sin salida a la derecha de esta. El mayor caminó decidido hacia allí, arrastrando a su pareja, la cual se oponía a continuar caminando ante el estruendo del niño.

Al final del callejón, un niño pequeño, vestido con un polerón que le llegaba hasta las rodillas, lloraba abrazándose a sí mismo. Se encontraba de pie, cabizbajo, acorralándose contra la esquina del lugar. Temblando tanto de frío que entre espasmos su mano chocaba bruscamente contra la pared más cercana.

El mayor corrió a socorrer al chico, el cual llevaba una capucha que impedía ver su rostro con claridad. Buscó en sus brazos y piernas alguna que otra herida, y al no encontrar nada, llegó a la conclusión de que su llanto debía ser causado por algo ajeno al dolor físico.