8. Doctor guapo

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¡He vuelto! Espero que disfruten del siguiente cap donde tendremos participación especial 




Me sentía por completo débil, y de alguna manera a medida que mi cuerpo volvía a ser dominado por mi, sentía como si estuviera despertando de un largo sueño.

Era muy extraño.

A duras penas y recordaba que estuve haciendo previo a mi despertar.

—¡La vi mover los dedos!—escuché la voz de Aby de repente.

¿Porqué Aby estaba conmigo?

Se suponía que ella estaba muy lejos de mí en New Yersey.

—Llamaré al doctor Smith—oí una voz femenina desconocida.

Y entonces sentí el tacto cálido de alguien en mi brazo, y seguidamente un voz suave me susurró en el oído.

—Zope, al fin despiertas—dijo mi mejor amiga en medio de un suspiro—. Abre los ojitos.

Obedeciendo a mi amiga, logré abrir los ojos con dificultad. Hasta para eso tenía mucho cansancio.

—¿Qué pasó?—murmuré débilmente con los ojos entrecerrados.

Me encontré en un habitación blanca, con dos veladores y un sillón. Algún aparato en algún lado hacia ruido titilante, y solo al enfocar mi vista a un costado me di cuenta que el ruido provenía de un electrocardiograma.

¡Estaba en un hospital!

—Mujer, estuviste inconsciente mucho tiempo. Me asusté mucho—soltó Aby mirándome con preocupación. Su mano sostenía fuertemente la mía.

Todos los últimos recuerdos que tuve, hasta antes de mi largo sueño aparecieron. A mi mente vino el momento donde llegó James a decirme que supuestamente le gustaba a Joel. Luego recuerdo que salí corriendo a buscarlo, y justo en el momento en que lo encontré él se subió a un bus. Después de ello solo recuerdo un espantoso dolor en mi costado, y acto seguido la perdida de la conciencia.

—¿Dónde estoy?—solté pensativa—. ¿Porqué estas aquí?

—Estas en un hospital de Hesperia. Y yo... bueno... solo vine corriendo apenas me dijeron que tuviste un accidente. No me bastó dos veces para correr a buscarte en el hospital donde estabas, tomando vuelos y buses.  

Iba a seguirle preguntando sobre todo lo que ocurrió en el transcurso de mi inconsciencia pero entonces un batallón de médicos y enfermeras entró.

—Miss, Villanueva. Welcome—dijo un medico que debía rondar los 50 años mientra se acercaba a la camilla.

—Hola- logré decir, y en cuanto quise incorporarme sentí un dolor de cabeza insoportable. 

Al enfocar mejor mi vista en frente, noté como mi pierna estaba enyesada. 

Internamente me sentí aliviada porque al parecer mi accidente no dio a mayores consecuencias, pues al tocar toda mi cabeza no hallé rastros de alguna operación craneal. Solo vi moretones en mis brazos, mucho dolor en mi cabeza y costillas, y mi pierna enyesada. 

Pudo ser peor. 

En fin, el doctor hizo su trabajo y me hizo un chequeo general a la par que también instruía a sus estudiantes con mi caso. Yo solo permanecí seria, respondiendo preguntas por lo que me parecieron horas.

Me causaba mucha curiosidad que mi mente estuviera más en un chico bronceado de cabello rizado que en mi propio estado.

(...)

Tú, el recuerdo del olvido- Joel PimentelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora