1.- Casualidades del destino.

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En las calles de la turbia Francia, una joven llamada Amélie se ocupaba de sus labores en la pequeña floristería Gabette.

-Amélie, coloca los lirios en las macetas de fuera, por favor -Dijo amablemente Madame Gabette, una señora entrada en años, muy amable y tierna.

-Ahora mismo.

Amélie salió del local con un gran ramo de lirios en los brazos. Los colocaba delicadamente y en pequeños grupos.

Mientras adorna algunos ramos, dos guardias reales persiguen a un muchacho que llevaba unos periódicos.

-¡Nunca podréis acallar al pueblo francés! -Gritó el muchacho.

Los guardias continúan persiguendole hasta llegar a la floristería.

-¡Dejadlo en paz! -Ordenó Amélie interponiendose entre ellos, con una mirada autoritaria-. Solo dice la verdad.

-¿La verdad? Estaba blasfemando en la Plaza Mayor contra la corona.

-Nunca se blasfema contra los cabrones que nos dejaron sin comida mientras ellos tenían un banquete en el desayuno.

-Y tú eres solo una mujer- Injuró el otro guardia-. Sois débiles como un gorrión y teneis la cabeza llena de aire.

-Yo te enseñaré quien tiene aire en la cabeza.

Amélie agarró la cabeza del guardia y la estampó contra la mesa que soportaba las macetas. Bajo la sorpresiva mirada del primer guardia recogió la espada y pronunció: "Onguard, mon amie" El guardia atacó primero, pero ella le esquivó y contraatacó. Consiguió hacerle un corte en el brazo.

Una y otra vez, blandieron sus espadas en un baile mortal. Pero la joven despistó al guardia y le asestó un golpe mortal por la espalda, atravesando su estómago. Él cayó como un gran bloque de cemento.

En la cara de Amélie se dibujó una sonrisa triunfante; que se fue transformando en preocupación al ver una sombra gigante detrás de ella. Al darse la vuelta vió a un gran hombre con un hacha y una malévola sonrisa.

-Parece que la gatita tiene uñas.

Amélie no pudo responder. Se había quedado paralizada, aquel hombre la intimidó.

Ella cerró los ojos con fuerza, esperando al devastador golpe y... no ocurrió nada. Volvió a abrir los ojos y vió como se tambaleaba. Se apartó justo a tiempo. Luego de la caída, observó a otro hombre musculoso, de buen porte y misterioso; vestido de morado. El hombre echó a correr.

-Es... ¡Espera!

Amélie lo siguió durante unos metros, pero lo perdió al girar la esquina.

-¡Merde!- Pensó.

Pasaron unas semanas desde que el misterioso hombre morado salvó a Amélie; en aquellos días los revolucionarios habían convocado una manifestación contra la guardia real. La Orden de Asesinos fue avisada con anterioridad y tenían mandatos de proteger a los franceses; el protector de esta manifestación sería el individuo de casaca morada. Samuel D'Arcy.

Él llegó al foco del disturbio y desde las alturas oteó a los posibles enemigo.

Aquella manifestación fue muy tranquila, demasiado tranquila. El casaca morada decidió bajar y esconderse entre la multitud. Cuando estaba entre ella, pudo divisar a un guardia vestido de campesino, para no llamar la atención, con una daga en la mano izquierda, que caminaba apresuradamente hacia el líder de la manifestación. Samuel corrió tras él, lo tiró al suelo y le clavó el cuchillo, que llevaba escondido en la manga, en el cuello, antes de que pudiese hacer nada. Se armó un gran revuelo y otros guardias que iban disfrazados fueron descubiertos. Samuel abandonó el lugar, los revolucionarios se encargarían del resto de guardias.

Unos minutos antes nuestra joven Amélie estuvo escondida en unos soportales, esperando pacientemente a que su salvador saliese de la turbulenta masa. Nada más verlo, empezó a seguirle lo más sigilosamente posible. Hasta llegar a una iglesia abandonada. Se acercó a la puerta e intentó abrirla, pero nada. Como no vió otro camino viable, Amélie se arrancó el bajo de su falda, dejando ver media pantorrilla y empezó a escalar por la pared de la iglesia. Entró por una ventana y descendió de la misma manera que había subido. Anduvo unos pasos antes de que dos espadas se posaran en la fina piel de su cuello.

-¿Quién eres? -Preguntó una áspera voz.

Amélie no respondió.

-Repito, ¿quién eres? -Cuestionó de nuevo la voz, con un tono más intimidante.

-Soy Amélie.

-Amélie ¿qué más?

-G-gabette -Tatamudeó.

-¿Y que has venido ha hacer aquí?

-Yo...

-¡Bajad las armas! -Ordenó una cálida voz y las espadas se apartaron de su cuello. Miró hacia arriba y vió al hombre de la casaca morada-. La conozco, es buena gente. Puedes estar tranquilo Guillerme.

La luces de los candiles iluminaron la estancia. Amélie pudo ver de quien procedía la áspera voz, de un hombre vestido con casaca, pero esta era azul. También miró directamente a los ojos a su salvador, una guerra de miradas que duró unos segundos.

-¿Es una de tus chicas, Samuel? -Preguntó Lois, un casaca verde encaramado a un saliente.

-Porque tiene pinta de ser del burdel de la Rúe Orchidée -Dijo un casaca amarilla al tiempo que se aproximaba al cuello de la muchacha.

-¡Yo no soy mujer de moral baja! -Exclamó apartándose de Xacobe.

-Pues por sus ropajes, cualquiera lo diría -Exclareció Guillerme mirando su falda.

-Porque intentar escalar con una falda cubriendote los pies es difícil.

-¿Ha escalado sola? -Cuestionó, esta vez, Samuel.

-¡Pues claro!

Samuel la miró sorprendido, nunca creyó que una muchacha como ella pudiese escalar y colarse por la antigua iglesia.

-¿A qué ha venido?

En primer lugar, me gustaría agradecerle el que me haya salvado; y en segundo... ¡quiero unirme a vuestra orden!

Las carcajadas empezaron a brotar de los presentes, menos de Samuel y Amélie.

-Sí solo sois una mujer -Pronunció entre risas Lois.

-Tú no la viste pelear, posee un buen manejo de la espada y en cuerpo a cuerpo es un ágil -Dijo Samuel.

-Sí dices la verdad -Dijo Guillerme-, entonces pasará un periodo de prueba para ver si es apta y como Samuel fue su salvador se encargará de entrenarte. Vuelve mañana, antes del amanecer.

-Eso haré -Juró la muchacha.

Giró sobre ella misma y de un potente salto se encaramó a la pared. Comenzó a escalar y salió por la ventana, bajo la atenta mirada de la orden.

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Hola :)

Esta es una pequeña idea que se me ocurrió viendo los gameplays del Assassins Creed Unity de Vege ♡. Espero que os guste y siento si, a veces, el lenguaje es raro o las palabras, si tenéis alguna duda dejadme un comentario :)
No os olvidéis de la ☆

-Marie z4

Amor parisino. [One-shot/Vegetta777 y tú] |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora