Capítulo 07

11.3K 751 128
                                    

En cuanto mis pies tocaron el exterior, me llené de aire de orgullo.

¡Já! Y pensar que Cordelia creyó que podría mantenerme encerrada como hámster...

Era libre y temprano, lo que significaba que mi perfecta asistencia al colegio no saldría afectada por los estúpidos planes de mis padres.

El único problema vendría siendo que traía la pijama puesta pero, bueno, tampoco es como si mi pijama no fuera de marca y linda. A este punto podría llevar puesta una caja de cereal y me vería bien.

Me di media vuelta, decidida a caminar hacia uno de mis autos, hasta que unos aplausos me detuvieron.

—¡Ya se me hacía raro que no aparecieras!

Karina estaba sonriente, como si hace un rato no hubiera confesado ser cómplice de la bruja Cordelia. Le entregué una mirada indignada y seguí mi paso.

—Es una lástima que no te pusieras el vestido que te compró la señora, siempre he dicho que te ves preciosa en vestido... —continuó, con su mirada fija en mi y aún sonriendo—. Aunque bueno, estoy segura que el señor Beck estará encantado con tan solo verte.

Me detuve en seco al escuchar sus últimas palabras.

¿Acaso todos en esta casa se habían vuelto locos?
Ya estaba comenzando a pensar que quizás alguien había puesto alguna droga en el aire acondicionado, explicaría tantas cosas...

—La opinión del monstruo sobre mí no me interesa en absoluto —declaré con la cabeza en alto—. Ahora, si me disculpas voy a subirme a mi carro y me iré a la escuela, lugar donde la gente actúa normal y no parece que acaba de tener una sesión de drogas auditivas.

La miré, esperando ver la típica Karina, ofendida con los brazos cruzados y reprimiéndome por decirle esas tonterías, sin embargo, como si no me hubiera escuchado, mantuvo su sonrisa.

¿Y si le habían puesto un chip en su cerebro y ahora la controlaban mis padres?

Abrí mis ojos como platos y rápidamente me acerqué a ella, colocando una de mis manos en su frente con preocupación.

—¡Karina! No te preocupes, ¡ya sé lo que te hicieron! Sabía que mi madre era un ogro pero, ¿implantarte un chip en el cerebro? ¡Eso ya es otro nivel! Voy a hacer unas llamadas, estoy casi segura que leí el nombre de un científico en mi lista de contactos... Estarás como nueva, te lo prometo —tomé sus manos con el fin de transmitirle tranquilidad y pude jurar que me miraba como si le acabara de decir que estaba embarazada. Dio un paso hacia atrás, quitando sus manos de mi agarre y frunció el ceño.

—Ya sabía yo que ver tanta serie y películas en un punto te iba a afectar —habló, negando con la cabeza en modo de desaprobación.

¿Afectar? ¡Pero si yo estaba preocupada por ella!

—Anda, ya súbete al carro del señor Beck.

—¿El carro de... —no terminé mi pregunta ya que al lanzar una mirada a lo que se encontraba detrás de Karina, me percaté de la presencia de un carro que no había notado antes. Y no era cualquier carro, era de los Neumann—. ¡Ni lo sueñes! Ya te dije que voy a irme en MI carro.

Aún más ofendida que antes, retomé mi camino hacia mi auto, provocando que unos guardias demasiado altos para mi gusto se acomodaran alrededor de mí.

Nerviosa solté una risa. ¿¡Mis padres planearon un secuestro?!

Volví a dar un pequeño paso nada más para probar su reacción, pero eso sólo hizo que acortaran su distancia mucho más.

Novios por accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora