#02 All War Can Touch: Part 2 - Tommy Shelby

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Tommy x Lectora

Palabras: 1.831

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Advertencia: Un Tommy muy desgarrado por su mujer.

Abriendo la puerta principal, Tommy se quitó el abrigo y la boina en el perchero, asegurándose de vitar esa hoja escondida en el borde

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Abriendo la puerta principal, Tommy se quitó el abrigo y la boina en el perchero, asegurándose de vitar esa hoja escondida en el borde. Se quedó un momento de pies, preguntándose por qué la casa estaba en silencio, ni un sonido resonaba entre las paredes. El alboroto de sus hijos, pensó, abría llegado a sus oídos, sacando una sonría de entre sus labios... pero no llego ningún ruido. En silencio, corriendo por sus venas, Tommy se adentró más en la casa. Al enterar en la cocina, se sorprendió de haberla encontrado tal como estaba esa mañana cuando se fue. Platos secándose en el mostrador del desayuno y una taza de té todavía en la mesa. Tú no estabas parada junto a la estufa, terminando la cena, no había platos sobre la mesa, la cocina estaba helada sin el calor de la estufa.

"T/N", llamó, sus cejas se juntaron, esperando escuchar tú voz. Esperó y esperó, pero no escucho ningún sonido, solo el de sus pasos resonando en la casa. Al subir las esclareas, Tommy pensó que su familia debía estar metida en la cama. Era tarde y no lo sorprendió en lo absoluto si Julie y Ben ya estaban en la cama. Suavemente, abrió la habitación de los niños con las yemas de los dedos. Un ceño fruncido apareció inmediatamente en su rostro ante las camas vacías que encontraron sus ojos, juguetes esparcidos alrededor de la habitación tal como esta mañana.

Solo hay un lugar donde podrían estar todos.

Con los niños creciendo, tú intentabas hacerlos dormir en sus propias camas tanto como fuera posible. Aún así, uno de ellos terminaba arrastrándose entre sus padres en medio de la noche. Entonces, a Tommy le pareció demasiado extraño que, tal vez, los dos atuvieren durmiendo junto a su madre. La puerta de su dormitorio estaba entreabierta y se encontró con la oscuridad cuando atravesó el umbral. La cama estaba echa de cuando su esposa la hizo esa mañana y la ropa que estaba apilada en la mecedora desapareció. Debiste de haberlo guardado a lo largo de día, pero Tommy no pudo evitar mira el asiento vacío.

Desde donde estaba, Tommy te solía ver coser cuando necesitabas un espacio tranquilo. Aunque es una habitación  compartida, ese siempre fue tu lugar favorito. Cuando nació vuestro primer hijo, tú lo mecías en esa silla para dormirle, tu esposo te miraba desde la cama o desde la puerta. Y cuando estabas enojada te solías sentar en la silla y mirabas el techo. Ese era tu lugar y verlo vacío hizo que a Tommy se le encogiera el estómago. Esa silla se estaba burlando de él, riéndose de él de la inquietante tranquilidad que llenaba la oscuridad, diciéndole que se acostumbrara a lo que estaba creando.

Tommy se pasó una mano sobre su pelo, giró sobre sus talones y salio corriendo de la casa, dejando su abrigo y su boina en el perchero. No quería creer que su esposa lo hubiera abandonado, nunca llegó a pensar que harías algo así, pero Tommy sabía que no había otra opción. Aún construyendo su negocio, había sido inteligente al no hacerse enemigos, al menos no de momento y asumir que alguien se había llevado a su familia estaba fuera de discusión en ese momento.

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