One-Shots Of Peaky Blinder

#03 All War Can Touch: Part 3 - Tommy Shelby

Tommy × Lectora

Advertencia: Te vas a morir de amor.

Palabras: 3.877

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Un suspiro salió de entre tus labios mientras veías jugar a tus hijos en el jardín a la par que una de tus manos descansaba sobre tu vientre ya ligeramente abultado. Aun que no era visible a través de la ropa que llevabas, pero solo era cuestión de tiempo. Pero hasta entonces, decidiste que te ibas a dedicar a cuidar a tus dos hijos y a fingir que no estaba recogiendo los pedazos de un matrimonio roto.

"¿Lo sabe él?" preguntó tu cuñada, Marie, acercándose a ti mientras que sus propios hijos corrían a jugar con sus primos.
Negaste con la cabeza. "No. No se lo merece." Se sintió horrible en el momento en que lo dijiste. Los padres merecían estar en la vida de sus hijos y los hijos merecían tener a sus padre cerca. Pero no te sentiste culpable por ocultarle a tu marido de que estabas embarazada. Tommy prácticamente te había arrancado el corazón y ni siquiera merecía estar en tus pensamientos.

La mujer que tenías al lado estuvo de acuerdo. Solo había coincidido con Tommy un par de veces, él siempre parecía ser una persona amable, completamente enamorado de su esposa. Si la guerra lo cambió tanto, ¿qué más pasó? "¿Se lo as dicho a los niños?"

Ben y Julie se habían enamorado completamente de la casa de su tío. Los campos se extendían por millas, lo que les permitían ver más de lo que nunca habían visto en Birbingham. Por lo general, pasaban el tiempo en los establos con los caballos, saltar en el heno y ayudar a alimentar a los animales. Cuando se les pedía que dejaran en paz a los pobres caballos, los dos niños perseguían a las gallinas antes de que su tío llegara a casa del trabajo y decidiera llevar a su sobrina y sobrino a pescar con sus propios hijos. Eran ajenos a lo que te había pasado, por lo que todavía estaba ocurriendo, no querías perturbar su pequeña porción de cielo.

"Aún no. Necesito tiempo, tiempo para sanar." Te envolviste en una manta lo mejor que pudiste para protegerte del viento. Lo que necesitabas no era tiempo. El tiempo nunca estuvo de tu lado. Las cosas te golpearon como un río embravecido o un arroyo cosquilleante. Nada fue constante, estable. Siempre fue todo o nada. Así que se echó al viento. Lo que necesitabas era paz. Querías tranquilidad, sabiendo que habías hecho lo correcto. Paz para creer que tus hijos no te odiarían cuando fueran mayores por haberlos apartado de su padre. Creyendo que tu hijo al nacer sería tan feliz como los dos niños que tenías delante tuya jugando. La maldita paz al llegar a un acuerdo acuerdo con todo lo que la guerra te había quitado.

Solo había pasado una semana desde que te fuiste de Birbingham y tenías la intención de no regresar nunca. Tu hermano fue muy amable y te abrió su hogar, pero eso no evitó que te sintiera culpable.  Tú solo eras una carga más para él. Tenía su propia familia que cuidar, ropa que comprar, facturas que pagar y bocas que alimentar. Tres más solo haría que todo lo que tenía fuera más difícil. Aunque, tanto él como Marie te dijeron que no te preocupases demasiado, tenían más que suficiente, hiciste oídos sordos a esas palabras. Sabías que no podías quedarte con ellos por mucho tiempo, necesitabas encontrar un trabajo y cuidar de ti misma.

Esa misma mañana habías ido a una entrevista de trabajo, pero la mujer era tan sabía como Polly y supo de inmediato que estabas embarazada antes de que pudieras decir alguna palabra. La oferta entonces estaba fuera de la mesa, creyendo que eras una puta con un hijo bastardo. Te dolía, dolía como el infierno ser rechazada de tal manera, Marie no había escuchado la historia hasta el final cuando regresaste de la entrevista, pero habrá otras oportunidades. Encontrarías la manera con seguir con tu camino.