9. No Control

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6 de Febrero del 2015, en la habitación del Hotel. 10:57 P.M.


Una vez ambos llegaron al hotel de Los Ángeles en donde se habían estado hospedando esos últimos días, un silencio incomodo inundo la habitación ¿Qué hacer o decir luego de lo que pareció ser la mejor cita de sus vidas? Era extraño pensar que había sido hace tan solo algunas horas cuando todo parecía perdido, que todo lo que existía entre ellos parecía haberse destruido. Su amor, el amor que se tenían el uno por el otro, era tan fuerte que podían superar cualquier obstáculo que se les presentara en el día a día. Incluso había momentos como aquel, en los que olvidaban las penas que cargaban y volvían a los viejos tiempos del 2010, cuando ambos se enamoraron perdidamente y sentían una mínima libertad. Les resultaba increíble como todo había cambiado en cuestión de un par de años.


— Fue increíble. —manifestó repentinamente el oji-azul.

— ¿Enserio? —preguntó el rizado, emocionado por lo que acababa de escuchar. Parecía que todo había marchado a la perfección.

— Sí. —sonrió— ¿Un parque de diversiones? ¡Por Dios! Jamás lo hubiera imaginado. —rió.

Harry se acercó a Louis, tomo su mano y deposito un delicado beso en sus nudillos— Todo por ti mi amor.


El castaño se puso un poco nervioso y vergonzoso por el repentino acto. A pesar de que ese hombre había sido su novio los últimos cuatro años aun no podía acostumbrarse a su belleza, comparable con la de un dios griego o un hermoso ángel de ojos color esmeralda. Bueno, por lo menos eso era lo que el mayor pensaba, mas no decía en voz alta.


— Creo que lo mejor sería cerrar esta maravillosa noche con un brindis ¿Qué crees? —sugirió el oji-azul, aun con nerviosismo en su voz.

— Lo que usted desee mi lady. —le sonrió coquetamente— Sabes que no puedo rechazar el alcohol risitos.

— ¿Vino tinto? —sugirió.

— Excelente elección.

— Llamare a servicio a la habitación para hacer nuestro pedido.



6 de Febrero del 2015, en la habitación del Hotel. 11:14 P.M.


Luego de que el castaño pidiera servicio a la habitación, solo fueron unos minutos los que pasaron hasta que un mayordomo tocara la puerta trayendo el mejor vino tinto para el par de enamorados. Después de agradecer al hombre, Louis, quien le había abierto la puerta, se adentró nuevamente a la habitación con la botella en una delicada bandeja de plata y dos copas en mano. Camino hasta quedar frente a Harry, quien lo recibió con una sonrisa y un beso rápido en los labios.


— El mejor vino para el mejor novio. —dijo Louis, bajo y seductor. Harry estaba pegado a él por completo.

— Y el mejor con las manos. —agregó el oji-verde, bajando su mirada al torso de Louis con una sonrisa.


Confundido, Louis hizo lo mismo, para encontrarse con la sorpresa de que su pecho estaba al descubierto, pues Harry, con la agilidad increíble con la que había sido bendecido, le había abierto la camisa sin que él lo notara. Su rostro sonrojado hasta más no poder se volvió a alzar al de su novio.

Four ▶▶ Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora