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La sala es muy común, igual a la de las series: completamente blanca, una mesa con tres sillas, y un gran espejo que todos sabemos para que funciona. Entra una señorita quien supongo, es la
detective.
-¿No es muy joven para ser policía?
-Tal vez. Bien, hagamos esto rápido, no tienes cara de ser un asesino.
-Y no lo soy.
-Y de todos modos estás aquí, cuéntame ¿Que has hecho últimamente?
No puedo evitar reír. En las películas, ella representaría a la policía buena.
-No mucho, un poco aquí, un poco allá y todo lo que diga puede ser usado en mi contra ¿Por qué no empiezas con las preguntas de una sola respuesta?
-Chico listo, bien...-No puedo evitar interrumpirla.
-Creo que soy mayor que tú, deberías decirme "Señor listo".
-Recuerda, todo lo que digas puede ser usado en su contra. ¿Conoces a la señorita Acacia Tainer?
-Sí
-¿Desde cuándo?
-Unos meses ¿Por?
-Murió.- Dice y sacó una carpeta, y cuando la abrió mis ojos se aguaron inconscientemente. Eran fotos de Acacia, tirada en el suelo, con múltiples heridas, moretones en el cuello, desnuda. No lo podía creer.
-¿Qué? ¿Cuando? ¿Cómo? ¿Quién le hizo eso?- Dije atropelladamente, apuesto que la señorita ni entendió lo que dije pero, no podía pensar bien y sentía como el aire abandonaba mis pulmones. Cuando me trajeron aquí, pensé que iban a hablarme de mis deudas o algo así.
-Tranquilo, no olvides respirar. Encontramos su cuerpo en la calle Flor de Loto, a unos metros de su casa, señor Maers. No tenía mucho tiempo muerta cuando llegamos, un niño del barrio encontró
el cadáver y corrió a decirle a su padre. Pero, no sabemos quién lo hizo, por eso usted está aquí. ¿Podría decirme como se conocieron?
-Bueno, ¿Le gustan las películas?
-Sí.
-Pues, prepárese. Ésta es una bastante entretenida.

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