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'Sometimes I look away but it isn't easy. I know, I know everything. In front of me you pretend to not.'
YeoJoo y HoSeok llevaban seis años de matrimonio, eran un matrimonio medianamente joven funcional y encantador para la familia. YeoJoo a penas tenía veintiocho y HoSeok tenía treinta y cuatro y estaba bien, eran los años cincuenta. HoSeok al ser el hombre de la casa debía trabajar, cumpliendo largas jornadas en su despacho jurídico en Misuri, Estados Unidos; mientras YeoJoo atendía su oficio como mujer de ama de casa, manteniéndola impecable y recibiendo a su esposo todas las noches con una deliciosa cena.
Pero hacía un tiempo, que él llegaba más tarde de lo normal de su trabajo pero sobre todo, con ropas diferentes de las que llevaba puestas en las mañanas cuando despertaba a hacerle el desayuno. Las vecinas comenzaban a cuchichear sobre una infidelidad pero YeoJoo no les prestaba atención; estaba realmente enamorada.
Y no le importaba recibir a su esposo con besos intensos y sexo a parte de la maravillosa comida a pesar de oler a perfume de otra mujer.
YeoJoo se había acoplado a ello, a encontrar lápiz labial carmín cada que lavaba las camisas de su esposo.
HoSeok lejos de distanciarse y olvidarse de ella, a pesar de llegar tarde y con esencia de otras mujeres, nunca se olvidó de su verdadera acompañante, de la cual estaba realmente enamorado teniéndole impaciente para llegar a casa para llenar su estómago de comida caliente y mimar a su bella dama. HoSeok adoraba a su esposa, adoraba lo pequeña que era y lo encantadora que lucía con todos esos vestidos de colores que llegaban a penas a la mitad de sus muslos; su caminar tan excitante con esos tacones altos cada que le iba a servir un plato de comida o a sentarse en su regazo para besarlo con pasión.
Amaba lo feliz que se veía cada vez que cepillaba su cabello y rizarlo mientras él se ponía su traje para el trabajo. Su sonrisa al servirle una taza de café y sus besos de despedida tras colocarle una corbata antes de irse al trabajo. Lo bien que le sentaban los trajes de baño cuando iban a la playa o lo infantil que era con esos shorts cuando iban a un picnic. Lo sexy que se veía con la lencería que se ponía para él aunque sea sólo para mirar debajo de sus faldas.
YeoJoo no podía quejarse, tenía un marido perfecto que sabía como quererla, como cuidarla y protegerla, por eso su falta de preocupación.
Pero también, sabía que aunque la tuviera, al encender el televisor y ver todas las noticias y reportajes de mujeres desaparecidas o asesinadas, todo mal pensamiento desaparecería. Al ver las noticias cada noche, no hacía más que sonreír y secar sus lágrimas; porque HoSeok, no la estaba engañando para nada.
