in another life; lipsoul

xvi

"¿oye, jungeun?"

"¿hm?"

"¿cuándo crees que va a nevar?"

"no lo sé... la nieve cae al azar".

"sí, pero... ¿crees que nevará pronto? ¿o tal vez en enero?"

"eso espero. sería bueno. Tokio necesita un poco más de nieve de vez en cuando".

"sí... sí. cuando caiga, quiero salir y estar en ella".

jungeun se sentó con las piernas cruzadas en el asiento adyacente a la cama de jinsol. miró a la enfermiza cuando dijo esas palabras, tratando de encontrar su mirada, pero finalmente no encontró ojos marrones para mirar. jinsol tenía la cabeza vuelta.

estaba mirando afuera a las nubes blancas que cubrían el cielo, hipnotizada por lo incoloro que hacía que todo pareciera. era uno de esos "días blancos", como le gustaba llamarlos a jinsol, por lo que prestó mucha más atención al mundo más allá del cristal que a su propia vida confinada en el hospital. jinsol respiró profundamente, el sonido llenó el pequeño espacio a su alrededor. las sábanas se arrugaron bajo sus manos.

"¿estás segura de que deberías salir al frío así?"

"creo que puedo manejarlo".

jungeun no quería mencionar el hecho de que jinsol probablemente ya no tendría la capacidad de caminar para cuando la nieve tuviera la oportunidad de caer, así que mantuvo la boca cerrada. se frotó las manos débilmente e inclinó la cabeza hacia un lado.

"supongo que puedes... siempre y cuando te sientas mejor".

jinsol se burló. fue un sonido silencioso.

"lo estoy. deja de preguntar ya. eso fue hace seis días."

"lo sé, pero estuvo mal."

"pasó." jinsol volvió la cabeza, la almohada se arrugó bajo su cuello. miró a jungeun con los párpados pesados. estaba extremadamente pálida y de alguna manera más delgada que antes, pero mantuvo la misma sonrisa en su rostro. "estoy bien ahora."

jungeun no pudo evitar sonreírle. apoyó la barbilla en la palma de su mano y se rió.

"o al menos lo mejor que puedas conseguir".

jinsol miró fijamente a jungeun. sus labios temblaron antes de que pudiera formar sus palabras.

"cállate." una risa más fuerte salió de ella, sacudiendo su cuerpo mientras se acostaba en la cama. "me veo... como una mierda, lo sé."

jungeun se encontró riendo con ella. su risa silenciosa fue más fuerte que la risa incondicional de jinsol.

"no lo haces. no te ves como una mierda." trató de ocultar su sonrisa con la mano, pero aún era visible por los espacios entre sus dedos.

jinsol extendió una mano, tratando sin rumbo fijo de apartar la mano de jungeun. trató de apuntar por lo menos, pero le resultó difícil. aún así, continuó.

"no cubras eso."

"¿cubrir qué?"

"tu sonrisa."

"¿por qué? no es nada especial-"

"casi nunca la veo". los dedos de jinsol tocaron los nudillos de jungeun. eso fue suficiente para que jungeun quitara la mano del frente de su boca lentamente, moviéndola para descansarla sobre su barbilla. ella le sonrió.

los ojos de jinsol miraron hacia adelante con una mirada absorta, sus tonos marrones tomando una imagen mental de lo que probablemente nunca volvería a ver. muchas palabras pasaron por su mente, pero solo podía pensar en tres que sería mejor para ella decirle a jungeun. trató de abrir la boca para decirlas, pero en su lugar realizó otra acción. inconscientemente, su mano agarró la de jungeun y la arrastró hacia abajo con su falta de fuerza, causando que ambas se asustaran. los ojos de jinsol se agrandaron.

"yo- pensé que lo harías... espera-"

"fue repentino". jungeun sofocó una risa. "me tomó con la guardia baja".

"no quise... para..."

"está bien." pasó su pulgar sobre los nudillos de jinsol. "estoy... sosteniéndola ahora."

en silencio y casi fascinada, jinsol miró a jungeun una vez más, esta vez más tiempo antes de mirar hacia arriba, luego hacia abajo y luego hacia otro lado. volvió la cabeza hacia la ventana, lejos de jungeun. no podía enfrentarla.

frunciendo los labios tímidamente, jungeun dejó de hablar. estudió la parte de atrás de la cabeza de jinsol, mirando los desordenados mechones de cabello blanco y negro que se superponían entre sí. luego sus ojos miel se posaron para estudiar su piel pálida; sus venas se notaban fácilmente ahora, y se hinchaban debajo de su carne cada vez que se movía. los ojos de jungeun bajaron, enfocándose en el brazo que estaba unido a la mano que sostenía.

estudió la pequeña aguja que estaba alojada en el antebrazo de jinsol, miró el tubo delgado que estaba conectado a este y lo siguió hasta la bolsa de líquido intravenoso que colgaba sobre su cabeza.

lo que quedaba de la sonrisa de jungeun se desvaneció.

desde el último ataque de pánico de jinsol, de repente se había vuelto más difícil para ella controlar sus palabras, movimientos y acciones por completo. una tarea tan fácil como tragar ahora también era un problema para jinsol, y después de muchos intentos fallidos de mantener la comida en el estómago, o de hacer que bajara en primer lugar, las enfermeras descubrieron que sería mejor si jinsol recibía alimento sólo de otra manera posible, y eso fue a través de un tubo.

a lo largo de los seis días, jungeun descubrió que las únicas cosas que jinsol podía tragar eran pequeños bocadillos, como uvas, cubitos de hielo y pocky sticks que tenían específicamente sabor a fresa. aparte de esas cosas, jinsol encontró casi imposible soportar cualquier otra cosa. su única otra opción era quedarse allí y aceptar lo que fuera que el líquido intravenoso tenía para ofrecerle.

mirando hacia atrás a jinsol, se sintió aliviada al ver que todavía tenía su atención en la ventana. en algún momento mientras jungeun se estaba distrayendo, la manta azul que rodeaba a jinsol había sido levantada justo debajo de su barbilla, con solo su brazo colgando para sostener la mano de jungeun. la respiración de jinsol era tranquila y su mano nunca se quedó quieta por mucho tiempo. temblaba de vez en cuando, y cada vez que lo hacía, jungeun lo apretaba ligeramente en respuesta. esta fue su comunicación tácita.

era la forma de jungeun de hacerle saber a jinsol que todo estaría bien, y esto siempre la consolaría, sin importar la situación en la que se encontraran.

ambas encontraron más fácil creer en esa mentira que aceptar la verdad de lo que estaba por venir.