ᴛʀᴀᴍᴘᴏʟɪɴᴇ.
Narra Hades.
-¡Corre!
Débora y yo estábamos corriendo por un laboratorio abismalmente grande. Otra vez.
Sabía que estaban detrás de nosotros, no nos habían perdido el rastro ni un segundo. Ellos con sus malditas batas y espeluznantes agujas. Ésas agujas.
Podía sentir la adrenalina fluir por mis venas mientras corría atrás de Débora. Ella estaba en peligro, no podía dejar que le hicieran daño, no a ella.
-¡M-mierda!
Me había herido la pierna al impactar con el filo de una mesa que tenía frascos sobre ella, uno de ellos se rompió justo en mí pie, podía sentir los vidrios incrustarse en él.
Solté un grito e inmediatamente Débora se detuvo a socorrerme.
-Joder, Hades -profirió con angustia y desesperación-. Tienes que sostenerte de mí hombro, suspender el pie herido en el aire e intentar caminar con el otro, vamos.
-Débora, no -articulé afligido-. Lo único que haré es disminuir el paso y no podemos caminar, tenemos que correr.
-Hades, no te dejaré aquí, ellos te harán daño -intentó llevarme consigo, pero apliqué fuerza y me dejé caer en el suelo.
-Débora, prométeme algo.
Se rehusaba a mirarme, sabía que tenía un nudo en la garganta y los ojos vidriosos. Ella detestaba que la viera llorar.
Me preguntaba cómo hubiesen sido las cosas si nos hubiésemos conocido en otras circunstancias, si fuésemos comunes, dos gotas de agua en un tsunami.
-Tienes que huir, muy lejos de aquí, no quiero que vuelvas jamás, Débora.
Ella negó con la cabeza y me tomó de la mano. Sentía ésa química que nos caracterizaba, estaba seguro de que ella también podía sentirla. Probablemente sería la última vez y éso me rompía el corazón.
-No puedo prometerte éso -dijo entre lágrimas.
-Por favor, házlo. Huye a un lugar bonito lejos de aquí y sé feliz, Débora. Quiero que seas muy feliz, es mi único deseo.
Finalmente asintió, luego todo se esfumó. Sólo podía escuchar pasos apresurados, gritos, susurros y más oscuridad.
Hasta que en medio de la oscuridad pude ver una luz carmesí impactar contra un vehículo, yo no iba adentro pero pude sentir ése impacto como si lo estuviese y sabía el porqué.
-¡AAAHHH! -solté un alarido entre lágrimas. Miré a mi alrededor y supe que nada había sido real.
Todo había sido una pesadilla, una larga pesadilla.
La claridad que irrumpía en mí habitación anunciaba un nuevo día. Intenté calmarme y sumergirme en el pensamiento de que todo estaba bien, había sido solo una pesadilla. Pero otro pensamiento hizo más eco y tomó toda mi atención. Débora.
Ella era una soñadora, una soñadora que corría peligro.
Un peligro inminente, uno que no podía evitar.
Estábamos destinados al desastre.
Tenía que ir a su casa a preguntarle si estaba bien, no tengo su número, por ello no le escribí primero. Después de la fiesta y la conversación que tuvimos en la cocina, me dijo que cada quien se fuera por su lado, que no quería problemas. El miedo habló por ella, pero creo que ése sueño la habría despabilado y se pensaría mejor las cosas.
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Eres tú.
Teen FictionHades Neilsen y Débora Winden han tenido sueños espeluznantes, no le dan importancia ya que claro, son sueños. Pero, ¿qué pasa cuando se encuentran y se dan cuenta que no fue tan irreal después de todo?. Una historia llena de misterios, un poco de c...