ᴄʀᴀᴢʏ ʟɪᴛᴛʟᴇ ᴛʜɪɴɢ ᴄᴀʟʟᴇᴅ ʟᴏᴠᴇ.
Narra Débora.
Escuché el sonido del auto de Hades al frente de mí casa.
Así supe que nuestro viaje había empezado.
Había hecho una maleta con mantas, almohadas, comida, ropa y algo de dinero. Teníamos exactamente una semana para nuestra extraña misión, esperaba que no tuviésemos ningún problema, que ambos saliésemos sanos y salvos.
-Hey, Winden.
Hades me saludó por la ventana del conductor, se bajó del auto y me abrió la ventana de el copiloto.
-¿Lo traes todo?
-Por supuesto. Dinero, comida y herramientas.
Alcé una ceja.
-¿Herramientas cómo...?
-Una linterna, un botiquín de primeros auxilios y una navaja.
Inmediatamente comencé a temblar, siempre me pasaba con los sentimientos grandes, aquellos que no podía controlar.
-¿U-una nav-vaja? -me aclaré la garganta y pasé mis manos por mis hombros compulsivamente.
-Así es, no sabemos con qué tipo de locos estamos tratando.
Dirigí mí mirada hacia la ventanilla, no quería pensar en eso.
Hades puso el auto en marcha y salimos del pequeño barrio en el que habitaba. Encendió la radio y conectó su celular para reproducir música, una alegre melodía inundó el auto.
-Me agrada tu gusto musical.
Me miró por el retrovisor y me dió una sonrisa ladeada.
-A mí me agradas tú.
Arqueé las cejas y lo miré de soslayo.
Es un idiota astuto, pero no admitiré que me agrada en voz alta.
-Sólo dilo.
Lo observo confundida.
-¿Qué cosa?
Detiene el auto y me mira intentando notar si estoy bromeando.
Lo siento, Nielsen. Pero no hoy.
-Joder, Débora. Tú orgullo es más grande que el Monte Everest.
Sonríe, o más bien hace una mueca.
-De hecho es el Monte Mauna Kea -respondo.
Ahora él está confundido.
-El monte más grande del mundo. -Explico.
-¿Es enserio?
-Sí, de hecho alcanza los 10.205 m de altura y...
Me veo interrumpida por el golpe repentino de su frente contra el volante.
-¿Enserio se te hace tan doloroso decir un cumplido?
Me río a carcajadas. No puedo parar de reír al ver su rostro, oh. Pobre de él, debería tenerle un poco de piedad. Sólo un poquito.
Se estruja los ojos con las manos y ríe.
-Pues... me gusta tu perseverancia.
Ahora él se ríe a carcajadas.
-Bueno, es un avance.
Pone el auto en marcha otra vez y damos la vuelta a la manzana.
Me encuentro mirando por la ventana hasta que veo unos rizos rubios que se me hacen familiares.
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Eres tú.
Teen FictionHades Neilsen y Débora Winden han tenido sueños espeluznantes, no le dan importancia ya que claro, son sueños. Pero, ¿qué pasa cuando se encuentran y se dan cuenta que no fue tan irreal después de todo?. Una historia llena de misterios, un poco de c...