Como un fuego abrazador te presentaste,
No sé qué te provocó,
Simplemete llegaste,
Ayúdame a apagar las llamas que dejaste.Siempre me ha gustado el fuego,
Caliente y espectacular lo siento,
Tengo una adicción a esto,
No importa si al final me quemo.En muchos fuegos he ardido,
Cada uno con un nombre distinto,
Algunos quemaron más que otros,
Pero fue el tuyo que más me deshizo.De todos los fuegos que comencé,
Tú fuiste el peor de todos,
Dejaste cicatrices que no esperé,
De aquellas que no se pueden ver.Varias de ellas las porto en las manos,
Otras cuantas en los labios,
Las demás las llevo en el corazón,
Son las que arden con más escozor.Incineré todas tus cosas,
Las cenizas tiradas a la basura,
Solo me he quedado con una de ellas,
Siendo este el combustible de tu memoria.Ahora mi casa está vacía,
Mi cama sola se encuentra también,
Le sigue después mi mente,
Y mi pecho por consiguiente.Hay veces que el sentimiento extraño,
Ese de quemarme en tus brazos,
Pero en lugar de revivir nuestro ardor,
Prendo chispa a una nueva combustión.No me funciona,
Nadie me provoca lo que tú,
Las llamas que encendí despues de tí,
No consumen la mitad de lo que hiciste tú.En un acto de desesperación
Tomé un encendedor,
Allagada tengo la carne,
También el interior.Quiero desecharte,
Olvidarte por completo,
Pero no puedo,
Dame una pista de cómo hacerlo.¿Quemo lo poco que queda o prendo miles de infiernos más?
Después de buscar la respuesta,
Aquella que tanto ansié,
Por fin la encontré,
Y sonreí ante mi ultima ignición.Te susurré mis últimas palabras y te dije adiós.
ESTÁS LEYENDO
Divagues de un corazón no roto
PoetryLetras con forma de corazones rotos, amores imposibles y algo más. Créditos de la portada a @BelofteDesigns