Capítulo 6

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Cuando regreso a su habitación y no encontró al joven entro en pánico. Comenzó una búsqueda que no tuvo resultados hasta que el caballero del cisne fue a decirle que su ex pupilo se quedaría en su templo por ahora.

Iba a los lugares que frecuentaba el de bronce incluso a las reuniones y fiestas que se daban entre caballeros para poder encontrarlo pero nunca aparecía.

Pasaba por Acuario ocasionalmente pero no resultaba el guardián de este templo era infalible, jamás permitía a otros que no fueran sus amigos cercanos entraran al templo. Y cuando el de libra trataba de convencerlo el acuariano sencillamente le mencionaba las reglas del santuario.

También trato en Sagitario a sabiendas de que era el otro refugio de su alumno. Este santo fue más amable pero igualmente su respuesta fue negativa.

Parecía que todos sus miedos se hacían realidad, pero no estaba dispuesto a desistir había visto su objetivo demasiado cerca como para resignarse.

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Habían pasado unos días desde que hubiera escuchado la discusión en libra y desde ese momento no se atrevía a poner un pie allí.

Gracias a Hyoga pudo quedarse en Acuario, su amigo se había limitado a ayudarlo sin hacer muchas preguntas cosa que el dragón agradecía.

Pasaba su tiempo entre sagitario y acuario para no encontrarse con los dorados que habían generado tantas dudas en él. Evitaba a todo aquel que no fueran sus amigos cercanos o los dueños de las casas a las que iba.

Sin darse cuenta se tornó reflexivo y taciturno, lo consumían sus propias preguntas. Y el mutismo autoimpuesto no hacía que otros pudieran ayudarlo.

No sabía cómo debía proseguir a partir de ese momento. Ni siquiera entendía bien que significaba lo que había oído. ¿Su maestro solo lo deseaba? ¿O había algo más? ¿Por qué sentía que eso hacia la diferencia? No se atrevía a preguntarle, ni siquiera se imaginaba como reaccionaria si se encontraba con el objeto de sus conflictos ahora.

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Camus era un santo reservado, que socializaba con muy pocas personas. Pero desde el final de la guerra su forma de vida se había visto algo modificada. Su relación con Milo fue el inicio de este cambió ya que el caballero era muy sociable y solía arrastrarlo a varios puntos de encuentros entre sus pares. Comenzó a conocer más a sus compañeros e incluso a interesarse más por algunos de ellos, finalmente cuando su discípulo se fue a vivir con él también pudo conocer a los amigos de este y darse cuenta porque resultaban tan importantes para el cisne.

Nunca sería una persona que mostrara sus sentimientos al mundo y tampoco le gustaba entrometerse en la vida de otros, pero entendía que hay momentos en los que se debe intervenir.

Normalmente su alumno sería el indicado para esta tarea pero este pecaba de demasiado prudente. Al final decidió ser el quien interviniera tanto por el bien de su pupilo quien estaba notoriamente angustiado por el estado de su amigo como por el del joven huésped al que había empezado a apreciar.

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Hoy sería el primer día que estaría solo desde lo sucedido en libra. Ya que los habitantes del templo de acuario irían al pueblo por provisiones, él se había ofrecido a ayudarlos pero los acuarianos le dijeron que lo mejor sería que se quedara cuidando la casa.

Al joven le pareció extraña esta petición pero prefirió no preguntar, era un invitado inesperado, por lo menos debía colaborar en lo que pudiera.

Había planeado que ese día pasaría leyendo en el sofá de la sala, lo que no estaba en sus planes fue que un sigiloso tigre aprovechara la ocasión para acercarse y susurrarle al oído.

_ Hola Shiryu.

Lentamente bajo el libro que tenía en sus manos y volteo; vio a su antiguo maestro cerca, muy cerca, demasiado cerca... Trato de huir pero su atacante fue más rápido y logro acorralarlo en el sofá.

_ No tengo nada para decir _ Dijo en pánico, forcejeando con su captor.

_ Yo sí y me vas a escuchar.

El dragón lucho por liberarse pero el tigre era implacable, no soltaría a su presa. La contienda se mantuvo por bastante tiempo, más de lo que cualquier humano promedio hubiera aguantado en un forcejeo.

_ Deja de huir _ Pidió tomándolo de la barbilla haciendo que lo mirara a los ojos.

El tono suplicante y la mirada triste hizo que desistiera. Había estado todo ese tiempo huyendo y no consiguió nada aparte de muchas dudas y la angustia de su maestro que en ese momento resultaba palpable.

_ ¿Qué quieres? _ Quiso agregar "de mi" pero no se atrevió, temía a la respuesta.

_ A ti, de todas las formas _ Su sonrisa fue cálida y honesta cuando tomo las suaves mejillas entre sus manos _ Te amo y quiero que me ames.

La mirada del joven reflejaba incredulidad. Enmudeció por segundos que parecían eternos, tuvo que obligarse a hablar.

_ Yo te quiero pero no... _ Cayó, quería ser honesto pero no quería lastimarlo.

_ Me amas, lo sé. Déjame enamorarte Shiryu _ Dijo en un tono bajo y suplicante.

Al oír esta petición el de bronce recordó la noche de la borrachera, su insistencia en que se quedara, el entusiasmo que mostro cuando acepto dormir con él. Tal vez se había precipitado al huir, decidió que no volvería a cometer el mismo error con una persona tan importante en su vida.

_ Está bien, enséñame a amarte _ Dijo con su sonrisa más sincera acompañada de un sonrojo que a los ojos de su observador lo hacía todavía más hermoso.  

Cambios (Dohko x Shiryu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora