❝As I'm laying on your chest
I'll be out here thinkin' 'bout it, boys just to guess
Some of them keep telling me I'm better than the rest
And I ain't tryna rush you, but goddamn, I'm a mess, mess, mess❞
«UN HOGAR NO ES UN EDIFICIO, NI UNA CALLE, NI...
Ekaterina tenía su mirada puesta en Número Cinco, él deambulaba por la cocina en busca de los ingredientes para hacerse un sándwich después de tanto tiempo.
—¿Qué día es? —preguntó Cinco—. La fecha exacta.
—24 —respondió Vanya.
—¿De qué? —volvió a responder.
—De Marzo.
—Bien.
—¿Hablaremos de lo que acaba de pasar? —preguntó Luther siendo ignorado por el pre-adolescente—. Han pasado 17 años.
—Ha pasado mucho más que eso.
—No extrañaba eso —murmuro Uno. La pelinegra soltó una risita lo cual llamó la atención de Cinco quien la miró extrañado.
—¿Quién eres tú? —le preguntó confundido a Kate. Ella rodó los ojos.
—¿Le responden ustedes? —dijo mirando a sus hermanos mientras se levantaba y salía de ahí.
—Es Kate —escuchó que murmuró Vanya. Cinco murmuró "Mierda, no la recordaba tan sexy" y ella posó una sonrisa en sus labios.
Ekaterina soltó un suspiro antes de subir las escaleras, estaba muy confundida. Su mejor amigo, el cual desapareció hace 17 jodidos años se le ocurre aparecer así como si nada y para remate no recuerda quien es ella. Soltó una maldición mientras le mandaba un mensaje a Marcus. Él le dijo que cuando ella quiera se pueden encontrar para beber y "jugar" un poco. Soltó una carcajada en cuanto leyó ese mensaje.
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Ekaterina llegó junto a Pogo y miró a todos, sentía la mirada de Cinco clavada en su nuca pero lo ignoró. Luther abrió el cofre y tiró las cenizas que solo quedaron como un montón de tierra en el suelo.
—Hubiera sido mejor con viento —Opinó Número Uno.
—¿Alguien desea decir algo en este momento? —preguntó Pogo, pero ninguno decidió hablar—. Muy bien. En todo caso, Sir Reginald Hargreeves me hizo todo lo que soy en día, solo por eso tendré una gran deuda con él, era mi amo y mi gran amigo. Lo voy a echar mucho de menos.
—Era un monstruo —le interrumpió Diego provocando la risa de Klaus, Ekaterina le fulminó con sus ojos brillando de color escarlata—. Una mala persona, y un mal padre. El mundo está mejor sin él.
—Diego, por favor —murmuró la latina.
—Mi nombre es Número Dos, ¿Sabes por qué, Número Cero? —preguntó mirando a la chica, la cual empezó a apretar sus puños los cuales emanaban una pequeña aura escarlata—. Porque nuestro padre ni siquiera se molestó en ponernos un nombre. Mamá tuvo que hacerlo.
—¿Quieren algo de comer? —preguntó Grace.
—No, está bien mamá —le respondió Vanya. Ekaterina soltó un suspiro cuando notó que Diego y Luther empezaron a discutir. Ella dirigió su mirada al suelo, Cinco se posó a su lado y le tendió la mano.
