Capítulo 3: Cambio de tácticas

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No es que hubiese confiado en alguien antes, mucho menos en esa situación donde estirar una mano te costaría que te amputaran el brazo completo de manera directa; lo que sucedía concretamente era que en dicho momento tenía todas las de perder.

Presenciar un asesinato era algo que me planté muchas veces en mi cabeza desde que había despertado en aquella isla. Incluso el indagar en mis memorias anteriores a este evento me devolvía mi neutralidad a lo que muchos llamarían "un evento inhumano", matar era común entre humanos durante las batallas de fuegos cruzados en las épocas de las conquistas, ¿qué lo volvía diferente esta vez? Simplemente el hecho de matar se hacía mediante el salvajismo que aún llevábamos en nuestro ADN, apartándonos completamente de la razón. Sí... Quizá ahora sepas el "problema" con el que muchos me relacionan.

Dejando eso de lado y volviendo a mis memorias. Resultaba que cuando quería indagar en mis análisis y eventos del pasado, dichos eventos solo eran imágenes borrosas que reproducían voces que perturbaban mis nervios... Sí no podía analizarlo o sacar algo determinante, no era útil. Pero la parte curiosa era eso, yo me fijaba en cada aspecto posible: nombres, habilidades, posición, debilidades, gustos... Y el simple hecho que lo olvidara parcialmente era curioso, primero mis lentes y ahora los rostros que tenía al frente mío. El ambiente no era necesariamente pesado para mí; o al menos así sería si alguien me respondiera mis dudas ¿Cómo llegaron a saber dónde estábamos? ¿Cómo era que ella sabía de mi nombre? Concretamente solo quería esas respuestas que no podía adquirir frente a ellos.

Ahora podía contemplar completamente a mis nuevos "liberadores", era la misma chica de puntas rosadas; un joven de tez morena clara con un par de manchas blancas por su cuello, cabello negro y ojos grisáceos con los cuales miraba de manera curiosa la cadena que aprisionaba mis manos y una extra que daba hacía la parte de atrás del árbol donde ellos se encontraban encimados; y el otro joven era de una piel más clara que sus acompañantes con un cabello castaño oscuro peinado hacía atrás, estaba verificando el arco que hace no mucho le pertenecía a uno de los chicos que habían asesinado en mi presencia; todos ellos llevaban el uniforme (unos más desgastado que otro, pues los chicos ya no se encontraban con su saco) con una bandana azul en sus respectivos hombros. La clase más baja de entre los estudiantes del instituto.

Ellos conversaban animadamente mientras que a mí me habían dejado sentado en posición de mariposa frente a ellos en el húmedo suelo, así había sido tras encadenarme un tiempo contra el árbol más cercano mientras ellos se acercaban a los cadáveres de los chicos a inspeccionar lo que ellos llamaban "botín de guerra", una expresión curiosamente asertiva a la situación. En general, me había limitado a ver y sentir como mis bolsas eran retiradas de mi cuerpo e inspeccionadas con gran velocidad, tenía que reconocer que su cuidado era muy grande. De entre sus diálogos, pude rescatar varias cosas, muchas de ellas teniendo que ver con su reciente ganancia y de información vaga de las vidas extintas frente a mí, al parecer eran amarillos de grandes habilidades físicas con "vasallos intermedios", cada uno potenciando sus cualidades físicas como era el caso de la fuerza y la vista. Como lo narraban, eran más como vasallos pertenecientes a la "rama del templo de las bestias". Me sorprendía la calidad de su información... Pero me intrigaba más en el saber cómo personas como ellos habían derrotado a dos amarillos de una reputación intachable.

Continuaría escuchando; pero eso fue interrumpido por frio y suave tacto recorriendo parte de mi barbilla.

—Xarc, Xarc... Ya amaneció pequeño— alzó mi vista con tal de verla, cosa que hice y me ayudo a notar su animada sonrisa —Espero no haberte asustado con esa táctica; pero era necesaria, esos amarillos tarde o temprano nos habrían ejecutado, eran ellos o nosotros

Mantuve mi razón y rostro imperturbables mientras la miraba a través de mis gafas algo empañadas.

—Nuxa, ¿cierto? — la chica asintió ante mis palabras —¿Nos conocemos de algún lugar?

Vasallos: La guerra por las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora