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26 de enero del 2030
Los hijos de los reyes más importantes del mundo estaban arribando al lugar indicado por el consejo principal. El objetivo era que estuvieran bajo la protección de la corona mexicana mientras intentan resolver los desastres económicos que se han desatado. El grupo de jóvenes se despidió de sus familias y el único conocimiento sobre su estadía allí era para concebir matrimonio y protección hacia cualquier amenaza contra sus reinos.
Todo el personal del castillo estaba al tanto de la llegada de aquellos jóvenes, la preparación del castillo había comenzado desde hace bastantes días atrás. Ya era hora, las alcobas estaban preparadas, su equipaje en cada una de ellas. Los príncipes y princesas se encontraban desempacando.
Su encargado o cuidador, el Director Fernández, les hizo saber a las mucamas que se requería la presencia de aquellos chicos en el salón principal. Les daría la bienvenida, explicaría como era la logística respecto a los dormitorios. Así cumpliría con la primera fase de todo este acuerdo, lo que le habían dicho. Además de proteger a la primogénita de sus servidores, Metzi. Ella era reliquia de esta familia y del reino entero. Después de todo era su única hija, por lo tanto la única en heredar el trono.
Su deber era protegerla, y a los herederos, a cada uno de ellos.
—Buenos días jóvenes herederos, les doy la bienvenida al Castillo Chalputepec, una de las propiedades de la familia real Ortiz Flores, en nombre de ellos y de sus padres queremos que se sientan seguros en estas instalaciones, donde las usaremos como protección y promovedor de sus actividades y educación, muchos de ustedes deben de estar al tanto de la situación al nivel internacional. —hizo una pausa permitiéndose estudiar el comportamiento de los presentes frente a él. Finalmente tomó una bocanada de aire y continuó con sus informaciones. — Tenemos varias habitaciones donde pueden desenvolverse a niveles artísticos, deportivos e intelectuales. Estarán bajo vigilancia para prevenir emergencias, de igual manera el castillo estará vigilado todo el tiempo. Los visitare una o dos veces por semana. —sus padres no querían que sus hijos sintieran presión, por lo que sugirieron ese límite de días para también saber respecto a ellos.
Cada uno de los herederos prestaba atención al director. A unos les daba igual sus indicaciones, a otros les preocupaba sobre su estadía en el castillo, por lo tanto escucharlo era primordial.
—Les informare sobre sus familias en estas visitas y como va la situación de sus respectivos países, eso es todo. Por ahora vayan a sus alcobas. — finalizó con una sonrisa que desprendía amabilidad y confidencialidad. Él necesitaba que le tuvieran confianza, por ahora los chicos no debían saber que se encontraban allí para resolver un conflicto internacional en base a relaciones amorosas.
Ellos solo sabían que los enviaron por protección, lo cual no era falso, pero solo era una parte de la verdad.
El verdadero trabajo del hombre pisando sus cuarenta y tantos años fue servir a los reyes de México, ese fue un linaje familiar al que estaba incluido. Los ayudaba en lo que necesitaran y eso era lo que estaba haciendo al ser enviado al castillo.
