ENTRE LA SOMBRA Y EL ALMA

EPÍLOGO:

Es una mañana lluviosa la del día de hoy, mirando desde mi oficina, veo a los transeúntes con sus sombrillas, sonrío, ya que las personas coreanas son muy precavidas, y siempre miran el tiempo antes de salir de su casa. Durante esta semana he tenido algo de trabajo, estoy ateniendo unos casos sobre divorcios internacionales, herencias y nacionalidades, nunca pensé que me llevaría tan bien con este tipo de casos, pero al ejercerlo, me he dado cuenta la afinidad que siento con ellos y como he podido ayudar a muchas personas, logrando así mí objetivo.

Luego de haber decidido quedarme en Corea, obtuve trabajos en varias firmas de abogados, aunque no siempre fue fácil llevar y desarrollar mi trabajo, ejercí en empresas y estuve en cuestiones de accionistas; hasta que hice un socio y decidimos crear una firma de abogados juntos, no pensé que podría llegar tan lejos, hoy en día puedo decir que me siento orgullosa de mi determinación, y del apoyo que he recibido de todas las personas que caminaron este camino conmigo, en este proyecto, hemos hecho algunas franquicias las cuales han permitido que nuestro trabajo se extienda por el mundo; mas allá de ser unos abogados mercantilistas, queremos servir de alguna forma en nuestra función de legalidades.

Ya han sido seis años desde que radique mi vida aquí, he desarrollado habilidades que no sabía que tenía y he aprendido mucho, y eso se vio reflejado cuando adopte a mi pequeño hijo, luego de tres años de noviazgo, decidimos casarnos, nuestro matrimonio fue un camino lleno de piedras y rosas en un jardín. Al principio, nos dedicamos a nuestros proyectos, brindándonos apoyo, pero con el paso del tiempo, nos dimos cuenta que queríamos tener un hijo, lo intentamos por unos años, pero nunca dio fruto.

Al ver esto, fuimos a realizarnos chequeos médicos, queríamos saber cuál era la raíz de nuestra infecundidad, en ese momento descubrir algo bastante doloroso, el doctor dijo que no podía tener hijos, que la probabilidad de que pudiera concebir era muy baja, aunque nos dio esperanzas y nos hizo someternos a un tratamiento de fertilidad.

En ese tiempo, me sentía muy triste, porque anhelaba tener un hijo y el que dijeran que no era muy probable rompió mi corazón, para Taeyang también fue un golpe duro, pero en ningún instante me dejo sola y en cambio siempre me apoyo. Dure dos años con el tratamiento, y no daba frutos. Decidí hacerlo por un año más, este tipo de tratamiento pueden ser invasivos, y no quería seguir llenándome de falsas ilusiones.

Durante uno de mis viajes por las franquicias, atendía un caso en Estados Unidos de una inmigrante colombiana, ella era un hermosa joven que había decido mudarse a Estados Unidos y por cuestiones del destino quedo embarazada, no tuvo un comienzo fácil durante su embarazo, pero no quería volver a su país, así que fue a nuestras oficinas a pedir ayuda para radicar su residencia en Estados Unidos y que así pudiera encontrar un empleo, me encargue de su caso, y me envolví tanto en él, que nos hicimos amigas.

El caso de ella iba dando frutos y cuando íbamos a conseguirlo, descubrió que estaba enferma, después de dar a luz a su hijo, el cual tenía solo dos meses de nacido cuando ocurrió lo de su enfermedad, los doctores le daban señales negativas y le decían que ya estaba muy avanzada, el padre del niño nunca se hizo cargo, y ella quedo registrada como madre soltera, al ella fallecer el niño quedaría en manos de las autoridades estadounidenses, nunca supe lo que paso, hasta que recibí una carta de uno de mis colegas el cual la asesoro con los papeles de adopción.

Antes de fallecer, ella me dio la carta, y me pidió que me hiciera cargo de su hijo, el deseo de ser madre se afloraba en mí, pero la tristeza de que ella se fuera me atormentaba, después de hablarlo con Taeyang, acepte su petición, y adopte a Ángel, fue el nombre que su madre le dio, un nombre hermoso representando así, el Ángel que será para nuestra vida, es un niño de unos grandes ojos verdes como los de su madre.