Capítulo 13

21.5K 791 31
                                    

Cristina

Cuando llego a casa como tranquilamente, llamo a mi madre para decirle que por la tarde he quedado para hacer un trabajo  y voy a mi habitación a arreglarme. Me retoco un poco el maquillaje, me lavo los dientes, me pongo las victorias, y me pongo un montón de chaquetas; primero un suéter encima de mi camisa azul, luego una chaqueta tejana, y al final mi chaqueta gorda. Sin olvidarnos que llevo faldilla, es decir, voy muy abrigada por arriba y poco por abajo. Estoy horrible, parezco gorda. Mejor, así Derek se lo pensará dos veces antes de intentar alguna cosa. Me pongo la bufanda, cojo la mochila y oigo cómo suena el timbre. Miro el reloj, son las cuatro y media justas. Que puntual. Bajo y abro la puerta. Ahí está tan guapo cómo siempre. Lo miro de arriba abajo, sin avergonzarme. Lleva unos tejanos oscuros, con una camisa roja y una cazadora de cuero, todo bien ajustado, marcando lo fuerte que está. Su pelo largo castaño con reflejos rubios está despeinado, como siempre, con esas pequeñas ondulaciones que hacen que tengas ganas de tocarlo y acariciarlo. Sus ojos, sus perfectos ojos verdes del color de un prado en primavera, me escanean de arriba abajo. Y su boca, tan sensual, me muestra una sonrisa. Dios, me lo comería entero.

-          ¿Te gusta lo que ves, nena? – me pregunta, sacándome de mi estupor.

-          ¿No es obvio? – le digo alzando una ceja y cruzando los brazos por debajo mi pecho. Él sonríe pícaramente.

-          ¿Vamos? – dice mientras me entrega un casco negro.

Yo lo cojo, sorprendida, y cierro la puerta. Empiezo a seguirlo hasta llegar a una moto negra con rayas rojas aparcada enfrente de mi casa. Silbo, dando una vuelta a la moto, admirándola.

-          Una  MV-AGUSTA F4CC, ¿Cómo la has conseguido?

-          Con influencias y mucho dinero. ¿Cómo sabes que moto es?

-          Te contaré un secreto, mi pasión son las motos, lo sé todo de ellas. Y esta es una de mis favoritas, te lo podría decir todo de ella – le contesto sonriendo y acariciando la chapa.

-          Bien, algo que tenemos en común – me dice sonriéndome mientras me observa evaluar y alucinar con la moto.

-          Pero si haces ver que tienes 17 años, ¿cómo puedes conducirla?

-          El hecho de que tú seas la única a la que no puedo obligar a hacer cosas no significa que a los demás no pueda.

-          ¿Soy la única? ¿Por qué? – le miro sorprendida.

-          Si, y es algo que aún estoy intentando resolver. Ahora, ¿nos vamos?

-          Algún día vas a tener que dejarme llevarla – le digo alucinada mientras me pongo el casco.

-          En tus sueños nena – me dice sonriendo poniéndose el casco también. Se sube y la enciende. Y yo sigo de pie quieta al lado, mirando la imagen de Derek, el hombre de mis sueños (bueno y el de cualquiera) subido encima de la moto de mis sueños. Surrealista.

-          ¿Subes?

-          ¿Ya sabes llevarla? – le pregunto dubitativa.

-          Te aseguro, nena, que no irás más segura, ni disfrutarás tanto, que conmigo, no tengas miedo - me alarga la mano para ayudarme a subir, sonriéndome pícaramente.

-          No te tengo miedo – le respondo desafiándolo.

Él sonríe de esa manera tan sexy. Subo a la moto, sin hacer caso de su mano. Y creo que gimo al escuchar el ronroneo cuando la arranca. Me agarro a su cintura, tan delgada y fuerte. Y la moto empieza a moverse. Disfruto de cada segundo del viaje. El acelera cada vez más, yendo muy rápido, pasando los coches cómo si de una carrera se tratara. Pero yo no siento miedo. De hecho estoy eufórica. Y un poco agradecida de haberme puesto tantas chaquetas. Adoro la sensación del viento dando fuerte contra mi cara con los ojos cerrados, ya que me había dejado el casco abierto, y de mi pelo moviéndose libre. Derek no respeta ninguna norma de circulación, pero no me da miedo, me siento segura con él. Apoyo la cabeza en su espalda, y disfruto de lo que queda de viaje, con una sonrisa enorme en mi cara. Derek sigue conduciendo hasta que estamos en las afueras del pueblo y detiene la moto ante unas puertas metálicas. Introduce una contraseña en un monitor que hay al lado del camino, y las grandes puertas se abren. Derek vuelve a arrancar la moto y lentamente pasa por un camino de grava, al lado del cual hay un jardín muy bonito con muchas flores, hasta llegar a una casa enorme. Para la moto en frente. Pero casi no me doy cuenta por lo alucinada que estoy. Las casa, o mejor dicho, la mansión tiene tres plantas. Las paredes son de color negro, y grandes ventanales ocupan toda la fachada, haciendo que se pueda ver el interior. Un interior que al igual que su fachada destila riqueza por todas partes.

SED DE TI <3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora