Capítulo 15

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Cristina

Derek aparca en frente de la casa de Lía, entre algunos coches. Ya se oía música. Bajo y le entrego mi casco a Derek cuando él baja. Miro la casa de Lía. Es enorme. Su padre es abogado y su madre cirujana, así que tenían bastante dinero y eso se notaba. La casa era de una sola planta y constaba de cuatro habitaciones, las cuales cierran cuando hay fiesta, un comedor enorme, la cocina y lo que más me gusta, piscina interior y exterior. Todo y que nunca dejan que nadie entre en la interior cuando hay fiesta, y la exterior está vacía, al ser octubre, pero en verano la disfrutamos todos. Caminamos por el patio hasta la puerta, la cual está abierta. Cuando entramos vemos un montón de gente en el comedor, el cual ha sido cambiado para dar más espacio; han sacado el sofá y los sillones, por no hablar de todas las cosas de valor que están en las habitaciones cerradas con llave. De golpe un chico me coge de la cintura y al girarme lo reconozco.

-          ¡Carlos! – grito mientras lo abrazo.

-          ¡Enana! Me alegro que hayas venido – dice separándose. Mira a Derek, curioso.

-          Carlos, él es Derek – digo señalándolo – y Derek este es Carlos, el hermano mayor de Lía y el organizador de todas las fiestas.

-          Encantado – dice Carlos. Derek asiente en respuesta.

-          ¿Dónde están Lía y estos?

-          En la cocina, os acompaño. Pero primero vamos a dejar la chaqueta y los bolsos.

Empezamos a caminar hacía la habitación de Lía, y Carlos la abre con su llave. Dejamos las cosas y yo cojo el tabaco y el mechero y me lo pongo entre las tetas, el lugar perfecto para guardar cosas. Al acabar nos dirigimos hasta la cocina entre cuerpos que bailan, apartando a la gente. De repente Carlos me coge por los hombros y se acerca a mí mientras caminamos.

-          Esta vez te has pilado a uno bueno, ¿eh guarrilla? – me susurra en la oreja – vaya, esta noche no podré disfrutar de ti. – me dice con un puchero

Me pongo roja. Admito que en la mayoría de fiestas siempre me he acabado liando con él. Y con algún otro. Vale, soy virgen pero no santa. Y Carlos está muy bueno. A Lía no le molesta, de hecho le hace gracia y a veces tenemos la broma de que somos cuñadas. Carlos tiene tres años más que Lía, y está en la universidad de Ingeniería. Y él es el que monta estas fiestas tan grandes, con todos sus amigos de la universidad. Tiene unos altavoces enromes que distribuye por toda la casa y el patio delantero (que por cierto es enorme) y uno de sus amigos, que es DJ, pincha siempre en sus fiestas. Y son increíbles, una gran multitud de personas vienen, jóvenes de todas las edades, des de los más pequeños (que son los de mi curso) hasta las veintipico. Y luego siempre nos toca recoger a nosotros, con resaca incluida, antes de que vengan sus padres.

-          ¡Cris! – Grita Lía cuando llegamos a la cocina y la veo, corriendo hacia mí y abrazándome eufórica. Esta ya va contentilla.

-          ¡Lía! – Grito devolviéndole el abrazo.

Ella se aparta y al ver a Derek se sorprende. Todos se acercan a nosotros, y yo le doy dos besos a todos.

-          Así que con Derek, eh pillina… – me dice dándome codazos.

-          Tú has sido quién lo ha invitado – digo encogiéndome de hombros

-          Si, esta mañana me lo he encontrado en la calle y no sé porqué le he invitado. Efusión del momento supongo.

Yo miro a Derek y él me sonríe, inocentemente. Si, definitivamente la ha obligado con su poder raro. Entonces veo a un Héctor sorprendido. Se me acaba de ir la mentira a la mierda, ya que le he dicho que me habían invitado antes. Y sólo es necesario atar cavos con lo que acaba de decir Lía.

SED DE TI <3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora