2

570 47 106
                                    

''Admirar su masculinidad''

Okay, entonces... el segundo paso de la lista era algo que quizá lo podía haber hecho muchas veces de manera inconsciente, pero saber que ahora debía hacerlo por una buena causa, me hacía creer que pasaría más vergüenza de lo que quizá ya estaba pasando (aunque él quizá no se diera cuenta). 

Dios mío ¡¿En qué me he metido jisus?!

¿Valía la pena hacer esto?

Corina tú puedes, eres la puta ama. Okay, no... No eres la puta ama, pero puedes lograrlo. 

Bien, ahora solo debía esperar que Harry saliera del baño y decir algún halago de su masculinidad. ¿Y cómo carajo haría eso?, no lo sabía. 

Aunque aún podía recordar la conversa con Eider por videollamada, diciéndome cada paso que debía hacer antes de ''admirarlo''. Era tan vergonzoso que prefería olvidar todo esto. 


—Debes pasar tu mano desde su hombro hasta su pecho y decirle algo que a él le parezca genial. Que no sea de su música... Más bien que sea algo que tenga que ver con su cuerpo —pensó un par de segundos antes de contestar y chasqueó sus dedos al encontrar algo nuevo que decir—. Pueden ser sus tatuajes. 

Arrugué mi entrecejo nerviosa. 

—¿Y eso sería admirar su masculinidad? —interrogué.

—¡No lo sé! —contestó—. ¿Se te ocurre algo más?

Negué con frustración. 

—Entonces debes encontrar el momento. 

—¿Y cuál sería?

—¡Qué se yo!, tú siempre estás con él Corina, solo encuentra el momento.


—¡Corina! —oí mi nombre. 

Observé a Harry salir desde el baño con un atuendo deportivo y lo miré dudosa, sin comprender el porqué se encontraba vestido así. Había creído que pasaríamos esa tarde mirando alguna película o teniendo conversaciones como lo solíamos hacer, pero al verlo preparado para salir a trotar, me hacía pensar que quizá había tenido ideas equivocadas en mi pequeña y tortuosa mente. 

—Harry... 

Él sonrió tomando una sudadera que estaba sobre su cama. 

—¿Irás a trotar?

—Iremos —aclaró mientras colocaba la sudadera por su cabeza, acomodándola por su torso y cintura—. ¿No es un buen panorama? —sonrió. 

Bufé. 

—¡No me gusta trotar! —protesté cayendo de espaldas sobre su cama—. Además, no vine con ropa deportiva —le recordé mientras lo observaba desde donde me encontraba. 

—No te preocupes, hay ropa de Gemma aquí.

—Harry... —nombré con cautela—. No soy buena en deportes...

Entornó sus ojos.

—No creo que seas tan mala. 

—Me dejarás atrás... Muy atrás —recalqué. 

Él tan solo me observó con paciencia para luego tirar de mi mano y levantarme de su cama. Jesús, si podía, me quedaría ahí por siempre, oliendo el perfume de su habitación y edredón. 

10 pasos para enamorarte [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora