Capítulo 2

126 5 4
                                    

Era la mañana de la prueba de aptitud.

Me levante apesadumbrada por los vívidos sueños que tuve. Dormía vestida, así que me calcé mis botas negras de cordones hasta la rodilla y salí de la habitación.

Kenan y mi madre estan platicando cosas sobre su trabajo en la valla, sentados en la mesa, mientras mi padre (que usualmente  insiste en ir a comer al pozo) cocina sus famosos hot cakes con tocino. (Una receta que seguramente se trajo de Erudición.)

-¡Leenah! Siéntate rápido, los hot cakes ya van a estar- Me dice mi padre desde la cocina, en la que lanza las tortitas de masa por el aire, para luego intentar atraparlas con el sartén, aunque pueda quemarse. Supongo que lo erudito se le habrá ido, porque eso no es nada inteligente de su parte.

Me siento a lado de Kenan, que tiene las piernas cruzadas encima de la mesa, cosa que a mis padres no les importa porque “ya es mayor de edad” a lo que yo respondo “si ya es mayor, ¿Por qué no vive solo?”

-… Te lo digo, ma, Chase cree que es un juego dispararle a la parte superior de la valla para ver si rebotan las balas. Y no me hace caso, ya le he dicho que si la rompe va a iniciar las alarmas de emergencias y nos meteremos en problemas, es un necio de lo peor.- Dice mientras mueve con los dientes la bola plateada que tiene en la lengua

-Bueno, quizá le pueda comentar a Gwen sobre el asunto, y así lo saquen de la patrulla y lo pongan a fregar trastes en el pozo.

Tardo unos minutos en recordar quienes son Chase y Gwen, hasta que recuerdo que son el compañero y compañera de patrulla en la valla de Kenan y mi madre, respectivamente. Kenan toma un mechón de mi pelo castaño oscuro y lo enrolla en su dedo para después ponérmelo en la cara. Lo aparto.

-¿Qué hay de ti, Leenah? ¿Cómo te sientes?-Me pregunta

-Normal supongo, solo es una prueba que determinara el resto de mi vida.- Digo con ironía

-Tranquila, Leen. Es normal sentirse nervioso y no ocurre nada si lo estas.- Me dice mi madre con cariño mientras se toquetea los mechones de su pelo rosado.

-Además, nosotros los Janson tendemos a determinar nuestro resultado antes de hacer la prueba: ¡Osadía!- dice mi padre mientras me coloca un plato con un hot cake y unas tiras doradas  de tocino enfrente. Me muerdo el interior de la mejilla.

En el momento en el que mi padre dice eso, en mi mente aparecen las palabras de uno de los consejos sobre ser divergente que Amar me dio antes de morir.

“Si tu parte osada te dice que hagas algo que tu parte cordial no haría, intenta pensar como una erudita, Si tu parte erudita te dice que hagas algo que tu parte osada no haría, piensa como una cordial. Si tu parte cordial te dice que hagas algo que tu parte erudita no haría, piensa como una osada, así encontraras una solución al problema. Tienes suerte, la mayoría de los divergentes solo tienen aptitudes para dos facciones y así es más difícil decidir a qué parte escuchar”

Mi parte cordial me dice que debo decirles que no soy tan osada como cabría esperar de un Janson, pero mi parte osada me dice que me calle la boca e ignore mi divergencia. ¿Qué dice mi parte erudita? Me dice que mienta, que les diga lo que quieren oír, pero tomar la decisión por mi cuenta.

-Sí, tienes razón, debería calmarme porque lo más probable es que mi resultado sea Osadía.- Le dije con una sonrisa bien falsa

-¡Esa es la actitud, Leen!- Dice Kenan mientras me da un puñetazo cariñoso, que yo le devuelvo.

Un par de minutos después me encuentro con Phia, mi mejor amiga y mi eterna confidente, que posiblemente sea divergente como yo, a lado de las vías.

El Ojo en Llamas: Fanfic DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora