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Me acerqué de nuevo a la encimera y volví a llenar el vaso y tomarlo de a poco. Dalia volvió a su cuarto y Guili también, y por consecuencia Valentín se fue al cuarto.
Terminé el vaso entero con paciencia, lo enjuague y lo dejé en el mismo lugar que estaba antes. Suspire y caminé despacio hasta el cuarto.
Escuchaba la risa y la música de nuevo alta del cuarto de Dalia y Guili, miré su puerta y me di vuelta para entrar a mi cuarto. Toqué la puerta dos veces y entré, sin esperar respuesta. Entré y la dejé abierta, él me miró suavizando sus expresiones.
Me dirigí a mi cama, la cual estaba llena de ropa y cosas, más mis cajas en el piso.

La habitación no era demasiado grande, en cada lado de la habitación estaban las camas de una plaza y en medio de estas, contra la pared dos escritorios bastantes pequeños en el cual solo entraban una computadora portátil y un cuadernillo, y en el pie de las camas contra la pared un armario bastante pequeño.
Me puse los auriculares, abrí la aplicación de música y puse una playlist, lo guarde en el bolsillo de mis pantalones deportivos de hombre.
Y es que para día de mudanza y limpieza no me ponía especialmente linda y tampoco me importaba estar linda.

Doble la ropa lo más chico que pude y la empecé a guardar en  el armario, sentía la mirada del chico sobre mi. Y me molestaba.
Sabía quien era Valentin Oliva, de sobra. Y Dalia también y Guiliana también y es por eso que tambien me molestaba que esté acá.
Me di vuelta, y lo atrapé mirando, pero no quitó la vista, la mantuvo y me incomodó un poco. Me guiñó el ojo y sonriendo se dio vuelta. Rodé los ojos y seguí con lo mío durante un rato largo.

—Así que Aika.— Dijo pero lo ignoré y lo repitió más alto.

—¿Cómo?.—Me saqué los auriculares.

—Lindo nombre griego. — Se sentó en la cama y apoyó su espalda contra la pared.

—Así que lo buscaste.— Me reí.

—Te muestro mi historial.—Dijo rápidamente.

—Sabía que ibas a decir eso.—Negué.—No hace falta, seguro lo borraste, y tampoco me interesa saber cómo sabes que es griego.— Me crucé de brazos.

—Sabía que me ibas a decir eso.—Repitió lo que yo dije sonriendo sarcásticamente.

Sus dientes relucian en aquella habitación mal iluminada, seguro no escatimaba en gastos para el odontólogo. Y en otro momento de mi vida, me hubiese gustado esa sonrisa, como a cualquier persona que lo vea, pero ahora solo me causaba rechazo y enojo.

—Estabas en lista de espera.—Dije lo que la mujer me comentó.

—Tenía una idea y terminó pasando otra cosa como de costumbre.—Explicó más relajado que hace unos segundos.

Asentí porque tampoco tenía ganas de hablar con él.
Me miraba mientras yo terminaba de acomodar mis cosas de mala gana, él ya había terminado y todas sus cosas parecían en perfecto orden, lo que me pareció rarísimo. 
Dejé unos apuntes en el escritorio y algunas otras cositas importantes en los cajones.
Valentín miraba cada cosas que hacía, cada movimiento, hasta que su miraba quedó en mi armario abierto, lo podía ver de reojo.
Miré lo que él estaba mirando tan atentamente y lo vi, me acerqué y cerré la puerta para que deje de chusmear mis cosas.

Después de un rato, Valentín dejó de prestarme atención y se centró en su celular, y lo agradecí. Yo pude volver a acomodar mis cosas sin la mirada de él encima.

A la hora de la cena, nos sentamos los cuatro en la mesa y la mandona de Dalia salió de su cueva.

—A ver. —Enredó fideos en su tenedor. —Acá las cosas van  a ser de una determinada manera. Y para evitar algún tipo pelea entre nosotros, voy a armar un plan semanal. —Nos miró a todos.— Todos vamos a limpiar y cocinar, les aviso para que se hagan una idea.—Se metió un bocado grande de fideos.

—Bueno, yo aviso que no toco carne. —Dije moviendo el tenedor en el aire.

—¿Delicada?.—Levantó la ceja sonriendo.

—Vegetariana.—Lo miré, esperando el típico comentario horroroso e innecesario.

Asintió y siguió comiendo.

—Me alegra que lo hayan comprendido.—Sonrió.

Negué divertida y seguí comiendo. Le mandé mensajes a mi madre diciéndole que estaba bien, y Valentín estaba intentando pispear mi teléfono.
Rodé los ojos y volteé más mi celular para que no pudiera ver.

Lo dejé en un costado y terminé de comer. Miré a Dalia, que comía a más no poder y tenía un metabolismo rapidísimo. Y Guili estaba bastante inhibida por la presencia de Valentin, porque sino comería como loca como Dalia.

Agarré el plato y me levanté para lavarlo e irme a bañar antes que alguien me ganara. Acomodé los platos y fui a mi habitación para agarrar mis cosas y meterme al  baño, cerré la puerta y suspire. Claramente el baño iba a ser mi momento de privacidad, porque con Valentín ahí sentía que no podía tenerla. Hasta estar con Dalia y Guili se sentía raro con la presencia de él alrededor, realmente no sabía como me sentía al respecto.
Me había llegado un mensaje de mis hermanos en nuestro grupo de WhatsApp, sonrio y lo abro.

"Igual no queria saber que estabas bien, pelotuda."

Sonreí ante el comentario de Thiago.

"Estoy bien, estuve ocupada nomás."

"Te mudabas hoy?"

Volví a reír, Franco era demasiado despistado.

"Mañana les cuento, estoy ocupada. Los amo besis."

Dejé el celular debajo de la ropa para que el vapor no lo dañara y volví a comprobar que la puerta esté cerrada con llave, quería evitar cualquier tipo de inconveniente.
Me descambie y me metí a la ducha, por mi hubiese tardado una eternidad, pero tenía a tres personas esperando la ducha también, así quince minutos después o tal vez veinte estaba fuera de la ducha. Estruji mi pelo, sacando todo el agua que podía, me coloqué la toalla en la cabeza cuando terminé de secarme y me cambié, poniéndome el pijama.
Una de las tantas remeras de hombre que tenía y claramente un short debajo, cosa que antes no usaba. Agarré mis cosas y salí al cuarto, dejando todo encima de la cama.
Busqué mi cepillo y la crema para peinar con olor a coco y sonreí al sentir su olor, nunca me iba a cansar de ese olor. Me puse en las manos y lo empecé a esparcir por todo mi cabello largo, escuché un toque en la puerta y se abrió, al menos es amable.
Cuando terminé, me pasé el cepillo y guarde todo.

—Coco.—Suelta de la nada.

—Si,¿y?.—Lo miré mientras sacaba la guitarra de su funda.

—Nada, que es rico el olor. Me hace acordar al verano.—Se encoge de hombros.

Realmente parecía tener otra actitud de repente.

—Ah.—Me limité a contestar.







°°°
Holis, si creen que no dice mucho el capitulo, están equivocades, tiene demasiada info. Quiero que sepan que las actitudes, las expresiones, la ropa, TODO cuenta y que no es un capítulo de relleno en lo absoluto aunque a simple vista lo parezca, cada detalle cuenta y realmente me gustaría que se fijen en esas cositas porque nada está escrito en vano,
gracias por leer uwu.

505 ; wos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora