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Los próximos dos días Valentín volvió a ser el mismo que antes, con sus insinuaciones.
Era viernes por la noche y yo me moría de hambre. Me levanté de la cama y tocaron la puerta.

—Pasá.—Dije y veo a Dalia entrando.

—¿A vos Valentín te dijo que venían sus amigos?.—Susurró.

—¿Qué?.—Dije sorprendida.

—Si, me dijo recién que venían tres de sus amigos.

Bufé y puse las manos en mi cintura.

—Yo me voy a poner linda.—Salió rápido y fue a su cuarto y me reí.

Yo también salí y me lo encontré en el sillon.

—¿No pensabas decir nada de que venían tus amigos?¿O preguntar al menos?.—Me crucé de brazos.

—Le pregunté a Guili y me dijo que ninguna tenía problema.

Tocaron el timbre. Ya era tarde para reprochar más, ellos estaban acá.
Abrió la puerta y entraron tres chicos riendo y saludando a Valentín. Yo seguía cruzada de brazos, en el mismo lugar que antes, solo que me giré mirando la puerta.
Sentí como me miraron de pies a cabeza, lo quisieron disimular realmente pero no pudieron.

—Hola —Dijeron los tres desordenadamente.

—Hola.

—Tono, un gusto.—se acercó un chico de pelo muy oscuro y tatuajes por sus dos brazos y cuello.

—Aika.—Me dio un beso en el cachete.

—Yo soy Julian.—Se acercó el chico más alto y flaco de todos, también me dio un beso en el cachete.

—Joel.—Apenas sonrió el último.

—Así que sos la famosa Aika.—Julian de sentó en el sillón y me miró, poniendo los pies sobre la mesa ratona.

—Los pies.—Respondí y los bajó rápido, haciendo una expresión arrepentida.

—Julian es mi primo.—Explicó Valentín.

—Encantada chicos.—Intenté sonreír lo mejor posible, ya me había resignado solo un poco, ¿qué podía hacer?

—Vamos a pedir pizza,¿queres?.

—Si, dale. De queso solo.

—Si, ya se. ¿Le preguntas a las demás si quieren?.—Asenti y fui al cuarto de las otras dos.

Toqué la puerta y esperé.

—¡Si sos Aika pasa!.—Guili dijo y entré.

Las dos estaban cambiándose y peinandose, me reí.

—¿Quieren pizza? Los chicos van a pedir.

—¿Ya están acá?.—Asenti.

—¿Te vieron así?.—Guili preguntó

—¿Son lindos?.—Dalia preguntó.

—Si,¿qué pasa?.—Miré a Guiliana.

—Que estas crota.

—¿Y? Estoy en mi casa, además nunca me avisaron que venía nadie.—La miré acusadora.

—Sabía que si te preguntaba ibas a decir que no, y quiero conocer a gente nueva.

—No sabía que las decisiones las tomabas vos sola. —Levanté una ceja. —Es obvio que si ustedes dos dicen que si ya no cuenta mi opinión pero me hubiese gustado saber antes, no literalmente un minutos antes de que toquen timbre. ¿Quieren pizza si o no?.

—Si.—Dijeron las dos.

Salí enojada de la habitación de las chicas, realmente sabía que no importaba lo que yo dijera, pero vivimos todos juntos y se supone que tenemos que tomar decisiones todos juntos, no solo dos personas, o en este caso una.

—Dijeron que si.—Me asome y dije fuerte para que me escuchen.

Valentín me miró a los ojos desde lejos y sentí que pasaron minutos pero fueron máximo dos segundos, sentí que realmente sabía que algo pasaba. Me di vuelta y entré a mi habitación y cerré la puerta, me senté en la cama, apoyé mi espalda contra la pared y prendí mi computadora.
Me puse a mirar videos en YouTube, de cualquier cosa realmente no buscaba nada interesante, hasta me había podido anotar recetas y cosas para hacerme y frizarlas.

Cuarenta minutos más tarde me llamaron a comer, dejé todo arriba de la cama y me paré, giré la vista hacia el espejo que había en la puerta y me miré. ¿Tan mal estaba? Tenia puesto un short de algodón y una remera de hombre. No veía nada malo realmente.
Suspire y sali del cuarto para ir a la mesa o donde sea, porque estaba claro que ahí no ibamos a entrar los siete.

La mesa todavía estaba desocupada así que agarré una silla y me senté. Las chicas estaban ya hablando con los amigos de Valentín, podía ver como las dos estaban viendo quién de todos caían a sus encantos, y al parecer ya estaban enredados en las cosas que hacían ellas. Valentín se sienta a mi lado, lo miro un segundo, pero él también estaba mirando a sus amigos, vuelvo la vista hacia delante.

—Sabía que iba a pasar.—Se rió Valentín.

—Yo también. Parecen desesperadas.—Me crucé de brazos.

Se rió, y seguimos mirandolos un rato más, como si fuesen animalitos interactuando.

—¿Por qué no estás ahí?.— Le pregunté.

—Por que lo que me interesa ni está ahí.—Me miró y rode los ojos.—Están en la suya, re corta chorro.—Dijo sonriendo.

—Dalia cortó con su novio hace poco. Así que seguro va a estar con uno de tus amigos.—Lo miré.

—La pregunta es con cuál.—Se hizo el pensativo y volví a mirar unos segundos a Dalia y el panorama.

—Yo se con quien.—Sonreí.

—¿Cómo? Si no hablaste con ella.

—Porque lo se.—Fue mi explicación.

—Si adivinas te invito a comer y si yo adivino me invitas vos.—Soltó.

Me reí.

—¿Te pensas que voy a salir con vos?.—Lo miré a los ojos.

—Nadie dijo que salir, podes comprar la comida para todos y comemos acá, o al revés.—Levantó una ceja.

—Bueno.—Dije después de pensarlo.

—¿Con quien de los tres va a estar Dalia?.

—Joel.—Dije sin pensarlo y él se rió.

—Imposible, yo digo que con Julian. Igual prepara la billetera que pagas vos.

—No tenes idea, la verdad.— Me apoyé en el respaldo de la silla.

—Vos no conoces a Joel.—Negó.

—Bueno, ya vamos a ver.—Dije desafiante.

Se rió, sin creerme nada de lo que decía y levanté una ceja negando.
Comimos los dos alejados, y los demás no parecían ni notar nuestra ausencia realmente, estaban tan concentrados en tirarse indirectas y chamuyarse que nosotros dos sobrabamos completamente ahí, aunque realmente Valentín no paraba de chamuyarme, pero eso era aparte.

—Si no tuviera ya dos cervezas encima, te sacaría cagando Valentín.—Di un trago de mi lata.

—Entonces tenemos que tomar cerveza más seguido.—Sonrió.

—Es triste que tenga que ponerme en pedo para aguantarte, ¿no?.—Me reí y él quedó pensando unos segundos lo que dijo y lo que dije.

—Por algo se empieza.—Se encoge de hombros.

505 ; wos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora