005

769 100 9
                                    

Los amigos de Valentín se habían ido a las cinco de la mañana y apenas se fueron las chicas desaparecieron, dejándonos todo a Valentín y a mi para ordenar y limpiar.
Y era muy mala idea la verdad, porque los dos estábamos borrachos y mucho equilibrio no hacíamos, de todos modos éramos bastantes concientes de nuestro alrededor, o eso creo yo.

—Mañana las puteo.— Dije levantando cosas de la mesa ratona y llevandolas a la cocina que Valentin estaba lavando las cosas.

—Dejalas.—Se rió.

—¿Qué dejalas? Yo también me quiero ir a dormir como ellas.—Expliqué.

—Y anda.

—No, te quiero ayudar, sino vas a limpiar todo vos y es algo que todos hicimos.—Expliqué lo mejor que pude.

Seguí llevando las cosas que quedaban y limpié la mesa ratona y después la otra mesa, acomodé todo lo mejor que mi estado me permitía y fui a la cocina a ayudar a secar las cosas.

—¿Por qué no me queres?.—Soltó de repente.

—¿Eh?.—Quería haber no escuchado.

—¿Por qué no me queres?.

—Sos un pesado, Valentín.—Confesé.

—Si fuera menos pesado entonces me querrías.

—Te toleraría y te trataría mejor.

—Entonces también aceptarías salir conmigo.

Me reí.

—No,¿cuándo dije eso?

—O sea que tenes novio.—Tragué saliva.

—Estas haciendo afirmaciones para que yo te diga que son verdad o mentira en vez de preguntar.—Sonreí.

—¿Entonces cual es el problema?.—Se acercó un poco.

—El problema, Valentín,—me acerqué más.—es que no aceptas un no como respuesta de nadie. Y te jode que sea así con vos desde el minuto cero, porque sabes que no lo hago para provocarte, sino que lo hago de verdad.—Murmure pero parecía que estaba gritando, la habitación de repente se había vuelto muy chica y apenas entrábamos nosotros dos y la tensión en el ambiente se sentía demasiado.

—Tenes razón.—Soltó de repente, rompiendo el silencio que se había formado.— No acepto un no como respuesta. Y no vas a ser la excepción. —Levanté las dos cejas, sorprendida por su respuesta.

—Soy la excepción.—Lo corregi.

—Bueno... hagamos una cosa.—Dice y se seca las manos y se pone delante mío dejando el trapo al lado en la mesada. — Me vas a terminar amando u odiando.—Afirmó.— Si me terminas odiando para el principio del segundo cuatrimestre, me voy de acá porque es lo que queres. Si me terminas amando... vemos.—Se cruza de brazos.

—¿Y que te hace pensar que te voy a terminar amando? Además, ¿Con qué criterio medis eso? Que vos seas el juez es lo mismo que nada.

—Se va a notar si me amas. No es difícil darse cuenta si odias o amas a una persona.

—¿Y vos qué? ¿Solo yo entro en esto?

—Yo no te puedo odiar, Aika.

—Yo si, te odio.

Se rió.

—No es genuino y lo sabes.

—Pero,¿cuantos años tenemos para hacer esto? Estamos grandes, Valentin.—Me quejé.

—No seas aburrida, además va a ser progresivo, como si esta conversación nunca hubiese existido.—Sonrió de lado.

—Yo no se como me terminas convenciendo de esto.—Me agarré la cara con una mano.

Me sonrió ampliamente, realmente no recibía un no como respuesta. Pero, se me iluminó el cerebro aunque haya estado en aquel estado ebriedad.

—Si esto es un juego, vamos a jugar, ¿no?.—Sonreí y me miró confundido.

—Hasta que no me digas que si no voy a parar.— Retruco.

Lo entendía. Iba a ser una lucha constante.
Ser mujer la mayoría de la veces tenía sus desventajas pero ahora, iba a aprovechar las ventajas de serlo, es decir, intentar humillar al hombre dejándolo tonto. ¿Qué si iba en contra de mis principios lo que tenía pensando hacer en este tiempo? Por supuesto.
Todo esto era un juego y era imposible que lo ame para principios del segundo cuatrimestre, era imposible. Y menos en el estado en el que yo estaba. Pero si no sabia si lo iba a terminar odiando, no creía, a menos que se convierta en un pesado máximo y no lo soporte, quería que se vaya, si, pero no al punto de odiarlo o eso creía yo.

Nos habíamos quedado mirándonos a los ojos todo ese tiempo, hasta que lo empujé levemente hacia atrás para poder moverme.

—Dale, señor chamuyos, vamos a dormir. —Dije caminando.

—¿Juntos?.—Su tono de voz cambió sutilmente a uno emocionado.

—Ajá, si, ya quisieras.—Me reí.

—La verdad es que si quiero.—Entramos al cuarto.

—Bueno, dale, dormimos juntos.—Abrió los ojos grande y me miró sin saber bien que decir. Pegué una carcajada bastante alto.—¿Pensaste que iba a ser tan fácil?.

—Las cervezas, las cervezas...—Murmura de mala gana.

—Si, seguro es eso.—Dije agarrando mi pijama.

Salí del  cuarto y fui al baño para ponerme la ropa y para lavarme los dientes e ir al baño por última vez, cuando terminé salí y toqué la puerta por las dudas, me respondió y entré.
Guarde mis cosas de higiene y me acosté.
Valentín salió del cuarto y yo miré mi celular antes de ponerlo a cargar y poner la alarma.
Luego de un rato volvió a entrar y se acostó también.

—Hasta mañana, Aika.—Se dio vuelta.

—Hasta mañana.—Respondí y escuché que murmuró algo pero realmente no distingui las palabras.—¿Qué?

—Nada.—Responde bostezando.

Dejé mi celular en la mesa y me di vuelta para cerrar los ojos y caer rendida por el sueño y el alcohol en mi sistema.





~
uy, arranca la cosa

no se que decir ahre solo esto, apenas esta empezando todo...

gracias por estar, por votar y comentar ♡

505 ; wos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora